Familia Dávalos: ¿abogados del diablo?
Dávalos es un apellido convertido en marca de obligada referencia para políticos e inversionistas extranjeros interesados en Cuba
LA HABANA, Cuba. – Caribbean Ventures Management LLC es la empresa fundada por Rodolfo Dávalos Leóne incorporada, en el año 2016, en el estado de Delaware pero que tiene su oficina en Coral Gables, Miami. Es lo que se puede leer en los informes públicos de la empresa.
Es un negocio pequeño que, como sugiere la palabra “venture”, implica un riesgo, una aventura, dentro del entusiasmo que envolvió a algunos entre los años 2014 y 2017, cuando parecía que el socialismo cubano finalmente había conquistado los corazones de algunos en el Capitolio de Washington y hasta en la Casa Blanca.
Se ha dicho que Rodolfo Dávalos León fundó su compañía como un favor a un grupo de jóvenes, algunos de ellos egresados de la Universidad de Ciencias Informáticas de La Habana (UCI), que estuvieron entre los pocos emprendedores invitados al Congreso de los Estados Unidos, entre los años 2016 y 2017, y donde, a juzgar por las fotos publicadas por los medios de prensa sobre tales encuentros promovidos por la administración de Obama, jamás llegó ningún vendedor callejero de maní o un chófer de almendrón o bicitaxi, posiblemente entre los más genuinos representantes del emprendimiento individual en la Cuba más profunda.
Caribbean Ventures no se muestra como una gran empresa pero que, si tenemos en cuenta el objetivo fundamental de esta, que son las operaciones de búsqueda y gestión de servicios de gastronomía en Cuba, hablan del relativo éxito que ha alcanzado su principal producto, una App para móviles que cuenta hasta el momento con cerca de 50 mil clientes en todo el mundo.
Llama la atención que AlaMesa es una aplicación y plataforma cubana, desarrollada en Cuba, con versiones para Android y iOS, que ha recibido alabanzas tanto desde las páginas del diario oficialista Granma, que le ha dedicado extensos reportajes promocionales (para sorpresa y enojo de sus lectores más ortodoxos, no acostumbrados a que ese tipo de temas sean abordados en el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba), pero además desde el The New York Times y hasta de la revista Forbes, una verdadera proeza que no hubiera sido posible sin el empuje de ese joven cubano radicado en Miami, Rodolfo Dávalos León, quien ha funcionado como padrino de más de un proyecto independiente generado dentro de la isla.
No debería existir nada fuera de lo normal en esa generosidad o empatía de residente cubano en los Estados Unidos para con los de la isla, más cuando en sus perfiles en redes sociales, públicos hasta hace muy poco tiempo pero hoy la mayoría desaparecidos, privados o desactivados, se muestra muy enamorado del modo de vida norteamericano.
¿Qué es lo que en verdad hace a este carismático joven de 32 años diferente, notable y hasta pudiéramos decir raro frente a cualquier otro cubanoamericano? La respuesta tal vez la pudiéramos encontrar en su apellido.
Dávalos, una marca más que un apellido
Si alguien hoy, amparado en su derecho como legítimo dueño expropiado, decidiera entablar una demanda contra una empresa extranjera radicada en la Isla porque comercia con sus propiedades, encontrará probablemente que un apellido saldrá a la luz en todo el papeleo legal que pudiera generar el conflicto durante los años que perdure.
En tal sentido, el apellido Dávalos aparecerá lo mismo en textos de materia de Derecho Mercantil y asesoría jurídica como en la rúbrica de los centenares de actas y documentaciones que entren en ese entramado, bien complejo, de las cortes de arbitraje.
Téngase en cuenta que el principal de ellos, Rodolfo Dávalos Fernández, preside la parte cubana que ventila tales cuestiones para la Cámara de Comercio de Cuba e incluso ha ejercido en la Corte de Arbitraje de París, mientras otro miembro de los Dávalos, Lourdes Dávalos León, hija del anterior, es la encargada del Archivo Cuba en uno de los principales bufetes de abogados que, en Madrid, brinda asesoría legal a cualquier empresario, europeo o no, que decida invertir en la isla caribeña.
Como ya se ha visto, también hay otros Dávalos en ese mismo campo de juego que dispone como principales bases Europa, Cuba y los Estados Unidos de América.
Una coincidencia que pudiera conducir a algunos a hacerse la pregunta sobre si, el joven Rodolfo Dávalos León, hermano de Lourdes, pudiera haber servido hasta cierto punto como intermediario entre el gobierno cubano y los grupos de empresarios y políticos favorables a un entendimiento e intercambio entre La Habana y el gobierno norteamericano. No lo sabemos. Sin embargo, es curioso que se le haya visto muy activo hace un par de años atrás (de lo cual dan testimonios las numerosas imágenes publicadas en sus cuentas de Instagram y Facebook) ya como analista en temas de inversión o como intermediario, durante los años en que Barack Obama dio inició al llamado “deshielo”.
Incluso su carrera, al menos dentro de los Estados Unidos, despuntó algunos años antes pero enfocada en lo que habría de suceder aquel 17 de diciembre de 2014, tal como si lo hubiese presentido o calculado.
Dávalos, ese apellido convertido en marca de obligada referencia para políticos e inversionistas extranjeros interesados en Cuba, también lo conocen aunque no muy bien quienes han estudiado Derecho en la Universidad de La Habana en los últimas cuatro décadas pero, además, quienes han logrado retener en la memoria todo litigio internacional que haya tenido al gobierno cubano como acusado, demandante, emplazado, o apenas como referido en cuestiones nada halagüeñas puesto que siempre rondan sobre incumplimientos de contratos, congelamientos de cuentas bancarias, confiscaciones, deudas acumuladas, engaños a empresarios, chantajes, espionaje y hasta asuntos de manipulación psicológica, como fue el caso de Elián González, por ejemplo.
En la primera gran inversión extranjera en Cuba, a finales de los años 80, que supuso la construcción de poco más de 1400 habitaciones de 4 y 5 estrellas en Varadero, más 200 bungalows, campo de golf y un sistema de tratamiento de aguas residuales por parte del grupo español Sol-Meliá, estuvo presente la asesoría de Rodolfo Dávalos Fernández, quien más tarde pasaría a ser Director Asistente de Meliá-Cuba y abogado personal del empresario canario Enrique Martinon, hasta el punto de haber participado en la creación de empresas off-shore en Panamá y Europa, de modo que su nombre, asociado al bufete de abogados Mossack Fonseca, fue de los primeros en aflorar cuando se desató el escándalo de los Panama Papers..
Su nombre aparece, además, en los registros mercantiles de Panamá, como directivo y secretario de las empresas Oceanic Estates S.A. y Arsia International S.A., esta última inscripta en 1987 (folio no. 186543, por el agente residente Morgan & Morgan) y asociada con el italiano Mauro Casagrandi, quien además de embajador de la Orden de Malta en Cuba en la década de los 80, se ha dicho (“Mauro Casagrandi Double Agent for Cuba, page 170”) que trabajó como agente de los servicios secretos cubanos hasta su ruptura con el régimen a inicios de los 90.
En una línea de tiempo casi ininterrumpida hasta nuestros días ha protagonizado los grupos de abogados tanto en los casos de los cinco agentes de inteligencia cubanos de la red Avispa, condenados en los Estados Unidos por espionaje, en la disputa contra el empresario chileno Max Marambio (El Mercurio, Chile, 26 de julio de 2013) y su empresa Río Zaza, así como mucho antes en el famoso caso del niño Elián González. En una entrevista concedida a la página digital Cubasí, el 26 de marzo de 2013, Dávalos Fernández, afirmaba: “Los Cinco, Elián, el bloqueo, son causas revolucionarias a las cuales he dedicado gran parte de mi vida, son causas de la patria”.
(Primera parte del reportaje investigativo realizado por el periodista Ulises Fernández)
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