viernes, 12 de abril de 2013

Cronología de una Infamia


El reconocido escritor cubano Ángel Santiesteban Prats ha sido condenado a cinco años de privación de libertad por escribir contra el régimen dictatorial cubano desde su blog “Los hijos que nadie quiso”. La noticia hoy recorre el mundo.

Como parte de la estrategia de represión solapada, practicada por la policía política cubana desde la llegada de Raúl Castro al poder, se intenta criminalizar a este opositor acusándolo de delitos comunes que la defensa ha probado no cometió.
Lo más notorio y vergonzoso de esta injusticia es la intromisión de la policía política en el ámbito procesal y judicial, demostrando una vez más que los gobernantes cubanos operan como dictadores imponiendo sus designios políticos a todos los poderes de la sociedad. Las numerosas violaciones que arroja el caso tramado contra Ángel Santiesteban Prats demuestran claramente que en Cuba no existe desde hace 54 años la separación de poderes, necesaria en cualquier sociedad realmente democrática.
Condenado injustamente, Ángel Santiesteban exige un nuevo proceso judicial, en el cual se respeten todas las garantías legales y sin la intromisión de la policía política cubana, como sucedió en el juicio por el que cumple su actual condena.


I.- La preparación de la infamia

Uno

Ángel Santiesteban es un escritor que hasta el 2006 fue mencionado por la oficialidad cultural cubana como “uno de los grandes cuentistas surgidos en el período revolucionario”. Dos de sus libros: Sur: latitud 13 (sobre la guerra en Angola) y Dichosos los que lloran son considerados clásicos del cuento en Cuba. Pero por el contenido crítico de sus libros de cuentos, cada publicación de sus libros ha sido posible luego de muchas luchas contra la censura y jamás fue promocionado fuera de la isla.

 

Dos

Desilusionado por la terrible situación de su pueblo, luego de un viaje a República Dominicana dónde el amigo escritor Camilo Venegas le explica qué cosa es un blog, decide escribir su propio blog y crea en el 2008 Los hijos que nadie quiso, donde ofrece una visión muy crítica del desastre nacional al que el gobierno cubano ha condenado a nuestra isla. Solicitó alojamiento para su blog al Instituto Cubano del Libro y se lo denegaron, por lo cual acudió al sitio digital Encuentro en la red, perteneciente a la Asociación Cultural Encuentro de la Cultura Cubana.


Tres

Numerosos intelectuales al servicio de la dictadura intentan convencerlo de que abandone su posición crítica. Recibe también presiones de la policía política para que deje de escribir. El Ministerio de Cultura decreta una censura silenciosa pero total contra su obra y trabajo intelectual. Comienza en su blog a denunciar estas presiones.


Cuatro

Es golpeado en las calles de La Habana por falsos delincuentes. Existen evidencias de que fueron agentes de la policía política. Una de las evidencias: mientras lo golpeaba, uno de los supuestos “delincuentes”, le dijo que eso le pasaba por meterse a contrarrevolucionario. Otra evidencia: como respuesta a un post crítico suyo contra la manipulación propagandística oficial del programa “Razones de Cuba”, el 21 de marzo de 2011 ese mismo programa se refiere a su blog declarándolo “Enemigo de la Revolución”.


Cinco

Como ya ha sido demostrado por los abogados independientes que lo defienden, se comienza una sostenida campaña de criminalización intentando aplastar su prestigio, acusándolo de delitos comunes que no cometió. La petición inicial de condena de la Fiscalía pareció dictada para un criminal acusado de genocidio: 54 años de cárcel. La defensa desmonta una a una todas las pruebas inventadas y los cargos más graves son desechados, logrando que la solicitud de condena se reduzca a sólo 15 años. Las autoridades dilatan el proceso escondiendo el expediente que, como se demostró luego, estaba en manos de un oficial de la Seguridad del Estado. Luego de 3 años, finalmente se efectúa la vista pública del juicio y el proceso queda concluso para sentencia.

Seis

En noviembre de 2012, cuando acompañaba a otros opositores ante una Estación de Policía en La Habana, solicitando la liberación de una abogada opositora detenida sin cargos, fue apresado, golpeado salvajemente y amenazado de muerte: Un oficial de la policía política, llamado Camilo, le puso una pistola en la cabeza y amenazó con matarlo, pero luego le dijo que no lo haría allí, que cuando estuviera fuera, lo iban a matar para que pareciera un accidente. También le dice: “¿no te alcanza con los cinco años de cárcel que te vamos a echar?”, cuando aún el Tribunal no ha dictado sentencia.


Siete

El 26 de noviembre de 2012 escribe una carta abierta al presidente-dictador Raúl Castro, acusándolo de toda la represión a la que están sometidos él y otros opositores. Denuncia también en un video que la policía política lo amenazó de muerte.


Ocho

Días después de esta carta, se le comunica el fallo del Tribunal en el juicio en su contra: se le condena a cinco años de cárcel cuando el “delito inventado” sólo merecería una multa, siendo la única evidencia el informe de una perito calígrafa que asegura su culpabilidad por “cierta” inclinación y “tamaño sospechoso” de su letra. A pesar de que el abogado demostró la falsedad de otras pruebas, varias irregularidades que invalidan de hecho el proceso judicial y presentó pruebas científicas que invalidan las pruebas caligráficas, se le condena a cinco años de privación de libertad.


Nueve

Se apela al Tribunal Supremo, organismo de Justicia superior en el país. Sin tener en cuenta que los abogados han demostrado numerosas irregularidades que invalidan el proceso penal, este Tribunal ratifica la condena a cinco años de privación de libertad por “violación de domicilio y agresión”.


Diez

El 28 de febrero es encerrado en la prisión de Valle Grande, una de las prisiones cubanas, como se ha demostrado en numerosas denuncias conocidas internacionalmente, donde más se violan los derechos humanos de los reclusos. Días después fue trasladado al Campamento de Internamiento “La Lima”, en las afueras de Guanabacoa, una instalación destinada a prisioneros condenados por delitos menores.


 Por Amir Valle


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