René Gómez Manzano
Abogado y periodista independiente
El
pasado viernes, pese a no tratarse de un aniversario cerrado, el
diario Granma
recordó su surgimiento. Fue el 4 de octubre de 1965 cuando, tras
decretar el cierre de Revolución
y
Noticias
de Hoy,
el régimen castrista creó el nuevo periódico, en calidad de órgano
oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
Este
año, el rotativo abordó el asunto en primera plana y en un artículo
de Jorge Oller. En esos materiales se narran incidencias de la noche
que precedió al lanzamiento y se rememoran las principales noticias
de aquella edición. También se recuerda al primer director, cuyo
nombre, de múltiples implicaciones escatológicas, más que el de
una persona de carne y hueso, parece la creación de un escritor
imaginativo y malévolo: Isidoro Malmierca Peoli.
Por
encima de aliteraciones y anécdotas sobre el trabajo desplegado por
los distintos colegas del recién nacido Granma,
se destaca el hecho cierto de que el surgimiento del nuevo periódico,
tras la desaparición de sus dos predecesores, representó el culmen
del proceso de domesticación de la prensa nacional, iniciado con el
triunfo mismo de la Revolución.
En
su artículo, Oller plantea en son de triunfo que el número de
ejemplares de la primera edición del nuevo órgano —casi medio
millón— fue mayor que “la tirada de la veintena de diarios
capitalinos juntos antes de 1959”. Como era de esperar, no aparece
allí ni una sola palabra sobre la pérdida de la diversidad ni sobre
la entronización de la grisura que implicó la existencia de un solo
periódico nacional.
Entre
las noticias que hallaron cabida en aquel primer número, se destacan
la constitución, con su nuevo nombre, del partido único, la
presentación de su Comité Central, Secretariado y Buró Político,
así como la publicación de la carta dirigida por Ernesto Guevara a
Fidel Castro, anunciándole la actividad subversiva que se disponía
a realizar en “otras tierras del mundo”.
Por
supuesto, sobre este último punto los colegas del Granma
se limitan a recordar la lectura del documento por parte del entonces
Máximo
Líder.
Por ende, se abstienen de valorar la difusión de esa información
como una maniobra de este último para obligar al sedicioso rosarino
a permanecer fuera de Cuba, sin regresar públicamente a La Habana,
tal vez como castigo por su descalabro en el Congo.
Por
haber sido viernes, el número del pasado 4 de octubre contiene
cartas de lectores. Ellas ofrecen una panorámica elocuente:
alcoholismo, pésimo estado del transporte público, insensibilidad
del personal hospitalario, mal trabajo en el mantenimiento de viales,
ínfima calidad de mercancías vendidas, y conversión de una de las
mayores ciudades del país —Santa Clara— en “un hipódromo”
plagado de deyecciones caballares. También “la manera lacerante
con que se trata a algunos discapacitados”.
La
simple enumeración de los temas abordados brinda una imagen certera
e irrebatible de la magnitud del descalabro en el que ha sumido a
Cuba el régimen castrista. Atrás quedaron los sueños de 1965 —el
año del surgimiento del periódico—, cuando se suponía que, al
institucionalizarse el partido único, comenzaría la solución de
los múltiples problemas.
El
Granma
del pasado sábado 5 refleja también la práctica viciosa de
conceder grandes espacios de primera plana a “informaciones” (de
algún modo hay que llamarlas) que poseen una antigüedad de
decenios. En este caso, se trata de una que data de 37 años atrás:
El derribo de un avión cubano en Barbados.
Bajo
el encabezamiento que, sin prueba alguna, atribuye el hecho al
“terrorismo de estado de los Estados Unidos contra Cuba”,
aparece, en calidad de titular, una conocida frase de Fidel Castro:
“¡Cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia
tiembla!” Los comunistas cubanos siguen sin aceptar que calificar
de “viril” a un pueblo integrado en más de su mitad por mujeres,
constituye una gran muestra de machismo y una inmensa falta de
respeto hacia todas las cubanas. La
Habana, 7 de octubre de 2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario