domingo, 3 de abril de 2016

Análisis de la carta al hermano Obama

¿Escribió Castro la misiva?

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(Foto: laprensa.hn)
(Foto: laprensa.hn)
TAMPA, Estados Unidos.- La publicación de la carta, ¿escrita por Fidel Castro?, luego de la visita de Barack Obama, evidencia el impacto que tuvo su discurso entre los cubanos. ¿Qué hacer para contrarrestar la oratoria sencilla, conciliadora y sin insultos? Recurrir a la arcaica figura de Fidel para repetir, por millonésima vez, la eterna perorata estalinista.
¿Escribió Castro la misiva? En sus últimas apariciones en televisión apenas lograba coordinar su pensamiento, provocando en unos la risa y en otros la pena. ¿Cómo pudo ahora expresarse coherentemente al escribir?, ¿influyó tanto en su cerebro el discurso de Obama que logró devolverle la normalidad? No es posible responder estas preguntas, pero vale la pena analizar algunos elementos de dicha carta.
Al comienzo expresa: “Los conquistadores que vinieron a estas tierras se comportaron de manera abusiva y bochornosa”. No sé qué relación tendrá esto con la visita presidencial, no obstante conviene destacar que aquellos conquistadores no eran cubanos; en cambio, dicho atenuante no lo tiene un gobierno que durante más de medio siglo ha hecho derramar lágrimas de dolor a millones de familias.
También dice: “Lo primero a tomar en cuenta es que nuestras vidas son una fracción histórica de segundo, que hay que compartir además con las necesidades vitales de todo ser humano”. ¿Qué ha compartido su gobierno con el pueblo? ¿Un sistema de salud tan deplorable que los hospitales, en los que la gente de a pie es atendida, carecen de medicamentos, sábanas y toallas, escasea el agua y la higiene es pésima? ¿El nefasto sistema de enseñanza donde muchos de los maestros actuales han sido los estudiantes que, debido a su mediocridad docente, no pudieron ingresar en la universidad? ¿Una economía incapaz de proveer la alimentación adecuada al pueblo, mientras la élite partidista nunca ha carecido de nada?
Más adelante expresa: “Los cubanos tuvimos el privilegio de contar con el ejemplo de José Martí”. Permítame recordarle que José Martí nunca predicó el odio, ni ordenó ningún fusilamiento. Lea “Cultivo una Rosa Blanca” y comprobará el abismo ideológico entre el pensamiento martiano y el comunista.
Declara admirar a Antonio Maceo y a Máximo Gómez, pero conviene destacar que ambos combatieron al frente de sus hombres sin dirigir batallas desde donde no corrían riesgos; comían el mismo rancho que sus soldados y, cuando eran heridos, se atendían en los mismos hospitales de campaña que sus hombres. ¿No cree que sus vidas son una antítesis de la suya? ¿Acaso no ha vivido usted como un burgués exigiéndole al pueblo una austeridad proletaria?
Expresa fervor por Bonifacio Byrne por plasmar en versos su indignación al divisar otra bandera junto a la de la estrella solitaria, pero fueron ustedes quienes izaron, junto a esa bandera, otra con una hoz y un martillo. También menciona a Camilo Cienfuegos, lástima que aún nos preguntemos cómo es posible que se encuentren galeones españoles hundidos hace cientos de años y la avioneta en que viajaba el comandante heroico, que sí combatió exponiendo su pecho a las balas enemigas, nunca ha aparecido.
Habla de “la odiosa costumbre burguesa y racista de contratar esbirros para que los ciudadanos negros fuesen expulsados de centros de recreación”, pero usted ordenó expulsar de dichos centros tanto a blancos como a negros por la única razón de ser cubanos, admitiendo en los mismos solamente a extranjeros.
Menciona la batalla que libró Angola contra el apartheid, pero no dice que allí murieron cientos de jóvenes cubanos, mientras los altos dirigentes revolucionarios jamás enviaron al combate a uno solo de sus hijos y usted “dirigía los combates por teléfono a miles de kilómetros”.
Le pregunta a Obama por qué no menciona a los que han muerto en ataques a barcos y puertos cubanos, al avión de pasajeros que estalló, pero usted no dice que el día 8 de noviembre de 1957 el Movimiento 26 de Julio hizo detonar 100 bombas terroristas en la ciudad de La Habana. Refresque su memoria leyendo la revista Bohemia, en un número especial por el 50 aniversario de las Fuerzas Armadas Revolucionarias en 2006. Tampoco habla de los cientos de fusilamientos que ordenó, ni de los miles de cubanos ahogados tratando de huir de su gobierno, ni del criminal hundimiento del remolcador 13 de Marzo, en el que escapaban mujeres y niños inocentes.
El último párrafo dice: “Somos capaces de producir los alimentos y las riquezas materiales que necesitamos con el esfuerzo y la inteligencia de nuestro pueblo”. Este planteamiento es causa suficiente para ingresarlo en un hospital psiquiátrico, a menos que se refiera a la producción de alimentos y riquezas que disfrutan usted y su familia.

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