martes, 3 de mayo de 2016

Un rotundo éxito de la oposición venezolana

El amplio apoyo popular al referéndum revocatorio de Maduro augura una salida pacífica a la crítica situación

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(Foto: voanoticias.com)
(Foto: voanoticias.com)
LA HABANA, Cuba.- La semana pasada, tras más de un mes de demora, el Consejo Nacional Electoral de Venezuela finalmente entregó a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) los formularios en los cuales recoger las firmas necesarias para dar el primer paso del referéndum revocatorio de Nicolás Maduro. Se necesitaban las rúbricas de casi 198 mil ciudadanos (el 1% del padrón electoral), pero en sólo unas horas los opositores recogieron más de un millón.
El ex candidato presidencial opositor Henrique Capriles Radonsky resumió el sentir general: “Todos quedamos sin palabras”, “el cambio es indetenible”, “imposible arrancar con mejor pie el camino del referéndum revocatorio”. A la luz del logro de más del quíntuplo de las firmas requeridas en apenas unas horas, parece imposible quitarle la razón al gobernador del estado de Miranda.
Conforme a la legislación venezolana, una vez que las autoridades electorales comprueben la validez de la documentación ahora presentada deberán fijar un plazo de tres días, dentro de los cuales será menester recoger las firmas de la quinta parte del padrón electoral (casi cuatro millones). El desafío será grande, pero los líderes opositores se muestran muy optimistas al respecto.
Es razonable que lo estén. La situación en el país sudamericano se hace cada vez más catastrófica: si la inflación en el 2015 fue del 180%, para este año se pronostica una del 700%. Se espera que el Producto Interno Bruto (PIB) caiga un 8%. Las colas para adquirir alimentos y otros productos básicos crecen por días. Los medicamentos no existen a derechas. Por todo ello aumenta el rechazo al gobierno.
El aparato productivo venezolano, ya muy resentido, colapsa cada vez más. Los dueños de la importantísima compañía “Polar” han anunciado su propósito de cesar la fabricación de cerveza y otros artículos, debido a que las autoridades no les entregan las divisas necesarias para adquirir los insumos.
La solución que ofrecen los chavistas –que no niegan esta realidad– daría risa si no estuviéramos en presencia de otro país próspero destruido por la inoperancia del estatismo a ultranza y por la demagogia populista. En el programa “Siete preguntas”, el vicepresidente ejecutivo, Aristóbulo Istúriz, dijo muy orondo que lo que tenían que hacer esos industriales era echar mano de los capitales que tienen en el extranjero.
Mientras tanto el presidente Maduro y su claque, en lugar de buscar una salida negociada, siguen huyendo hacia adelante. Por ejemplo, ante la carta que le envió Henry Ramos Allup, presidente de la Asamblea Nacional, informándole de la moción de censura aprobada por ese órgano contra el ministro de Alimentación, Rodolfo Marco Torres (¡nada menos que el responsable directo de la increíble carestía imperante!), el inquilino del Palacio de Miraflores la declaró “írrita y nula”.
Para evitar la aplicación de la medida, anunció que activará un decreto especial de emergencia “para dejar sin efecto cualquier sabotaje contra cualquier ministro”. Intentó presentar la decisión legislativa (una facultad prevista en la “Constitución bolivariana”) como un ataque contra la Misión Alimentación. Habrá que ver si el pueblo de Venezuela –el soberano– se traga este burdo intento de presentar al parlamento como culpable de intentar impedir la normalización de los abastecimientos.
Mientras tanto, las maniobras gubernamentales mantienen a uno de los estados del país –Amazonas– sin representación congresional. En las cárceles chavistas continúan Leopoldo López y más de un centenar de otros presos de conciencia. En el colmo de su postura desafiante, Maduro hizo un anuncio en el que se mezclan la contumacia y la ridiculez: “En las horas que estemos en ahorro eléctrico, le voy a mandar a cortar la luz a Ramos Allup y a la Asamblea Nacional”.
En el terreno internacional, se mantiene el rechazo al régimen: El Senado de Estados Unidos prorrogó las sanciones contra los altos funcionarios venezolanos involucrados en violaciones de los derechos humanos. Las Cortes españolas solicitan la excarcelación de los cautivos políticos. El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) estudia la posibilidad de invocar la Carta Democrática.
Después que el obsecuente Tribunal Supremo declarara la inconstitucionalidad de varias de las medidas acordadas por el nuevo Legislativo, el referéndum revocatorio queda como la vía para que el pueblo venezolano, sin quebrantar la legalidad, pueda salir del desgobierno que lo agobia. Esperemos que las autoridades permitan que esa válvula de escape funcione y que la Patria de Bolívar pueda empezar a salir del hoyo en que está metida.

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