sábado, 29 de abril de 2017

Nuevas cuentas del Gran Capitán

Una vez más la izquierda carnívora latinoamericana utiliza el tema de niños en peligro de muerte para intentar manipular a la opinión pública

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Niños son evacuados del hospital materno infantil en Caracas (globovision.com)
LA HABANA, Cuba.- Una vez más la izquierda carnívora latinoamericana, al enfrentar una situación difícil, utiliza el tema de niños en peligro de muerte para intentar manipular a la opinión pública. En esta ocasión le tocó el turno a Nicolás Maduro, el cual, ante las masivas manifestaciones de demócratas, ordenó evacuar el Hospital Materno-Infantil del Valle, en Caracas, según él, por las “acciones violentas de la oposición”.
En Cuba, la noticia fue transmitida el viernes al mediodía, La locutora, al adelantar el titular de la información, se puso muy seria, hizo un mohín de contrariedad e inclinó brevemente la cabeza, todo ello a modo de subliminal condena a la “barbarie de los antichavistas”, que no vacilan en poner en peligro un centro atestado de recién paridas con sus niños.
Comencé afirmando que no es la primera vez que sucede algo similar; aquí viene al caso recordar el supuesto incendio del Círculo Infantil “Le Van Than”, en la barriada habanera de Marianao, en 1980. En ese contexto, resulta oportuno rememorar la coyuntura que en aquel momento afrontaba el régimen de Fidel Castro.
Había un violento enfrentamiento entre cubanos, ocasionado por las órdenes gubernamentales de reprimir y “repudiar” a los cientos de miles que, a raíz de los sucesos en la Embajada del Perú y el subsiguiente Puente Marítimo Mariel-Cayo Hueso, se dispusieron a huir del “paraíso comunista”. Hasta muertos hubo.
Fue entonces que se anunció el hipotético intento de incendio al círculo infantil. Según la inverosímil “historia oficial”, los adversarios del comunismo, para ganar simpatías, habrían tenido la ocurrencia de quemar vivos a cientos de niños… Ninguno resultó lesionado; nadie fue acusado; la “infalible” Seguridad del Estado no ha encontrado ni un simple sospechoso. Pero ello no obsta para que, cada año, los alabarderos del régimen vuelvan a condenar el “bárbaro atentado”.
Ahora —repito— tocó el turno a Venezuela. El bravo pueblo de ese país hermano, harto del hambre y las necesidades de todo tipo que les hace padecer el desgobierno de Maduro pese a que el país nada literalmente en petróleo, se lanza a las calles a protestar. La represión es brutal, pero los opositores no se amilanan. Es en esa coyuntura que se produce el supuesto incidente vinculado al Hospital Materno-Infantil del Valle.
Al igual que sucedió en el “Le Van Than”, ni un solo nené ha sufrido una excoriación; ninguna de sus mamás ha sido afectada. Pero el régimen chavista agita el espantajo de la supuesta agresión a niños y madres para mitigar siquiera en algo el rechazo que le prodigan sus desesperados súbditos y la opinión pública internacional.
Como se conoce la intervención desembozada que los cubanos castristas ejercen en la Patria del Libertador, surge la pregunta: La idea de este “asalto a los pacientes de un hospital materno-infantil caraqueño”, ¿se le habrá ocurrido al mismo que ideó el “incendio del círculo infantil habanero”?
De manera simultánea, Maduro afirma que quienes se le oponen han gastado “cien millones” de dólares en una campaña propagandística llevada a cabo en las redes sociales. Es de suponer que las acciones de Twitter, Facebook y otras empresas del sector hayan subido de manera exponencial a raíz de tamaña inversión…
No sé si, en sus tiempos de guagüero, el hoy Presidente oyó hablar de “las cuentas del Gran Capitán”, que versan sobre una cifra idéntica a la que él citó. Suponiendo que sí las haya oído mencionar, dudo que se haya enterado de su contenido. En caso contrario, su torpeza sería aún mayor de lo que suponíamos, lo que es mucho decir.
Por esa razón aprovecho ahora para decirle cuál es su texto: “Picos, palas y azadones, cien millones”. Si los amigos lectores me perdonan el ripio y los anglicismos, podríamos parafrasearlo para saber cuáles son las novedosas cuentas del “Gran Destructor de Venezuela”: Tweets, emails y ringtones, cien millones”.

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