viernes, 31 de agosto de 2018

Investigación sobre “ataques” a diplomáticos de EEUU en Cuba arroja primeras conclusiones

El Departamento de Estado concluyó que respondió “adecuadamente” ante esta situación, aunque sigue sin determinar cuál fue la causa

Heather Nauert (Foto: Departamento de Estado)
WASHINGTON.- El Departamento de Estado de EE.UU. concluyó hoy que respondió “adecuadamente” a los supuestos “ataques” que dañaron la salud de 26 de sus empleados en la embajada estadounidense en La Habana, aunque sigue sin determinar cuál fue la causa.
Esas son las principales conclusiones de la investigación de la Junta de Revisión de la Responsabilidad (ARB, por su sigla en inglés), que ordenó crear el 12 de enero el entonces secretario de Estado, Rex Tillerson, para evaluar de manera independiente la respuesta de EE.UU. a lo ocurrido en Cuba.
El objetivo de esa junta no era determinar la causa de los “incidentes sanitarios sin explicación”, sino evaluar la respuesta del Departamento de Estado, incluyendo los procedimientos de seguridad, explicó hoy en un comunicado la portavoz de la diplomacia estadounidense, Heather Nauert.
Para su investigación, la Junta de Revisión de la Responsabilidad entrevistó a 116 individuos en cuatro meses e hizo una serie de recomendaciones al actual secretario de Estado, Mike Pompeo, quien a su vez entregó hoy al Congreso otro reporte con las acciones que ha tomado para prevenir futuros incidentes.
Según la portavoz, el órgano de supervisión ha concluido que los procedimientos y sistemas de seguridad del Departamento de Estado eran “en general adecuados y se aplicaron correctamente”, aunque apunta que había “algunos desafíos” en el proceso de comunicación.
Por ejemplo, según la junta, la designación de un solo diplomático para responder a los supuestos “ataques” resultó en una “comunicación insuficiente” con los empleados en La Habana y “obstaculizó” la coordinación dentro del Departamento y con otras agencias gubernamentales.
Entre las agencias que investigan el ataque se encuentra el FBI, que no ha dado a conocer sus conclusiones.
Los supuestos ataques contra los diplomáticos estadounidenses en Cuba tuvieron lugar entre noviembre de 2016 y agosto de 2017 y, hasta ahora, el Gobierno de Estados Unidos no ha podido determinar “quién o qué” dañó la salud de su personal, que llegó a sufrir conmociones cerebrales.
Ese incidente deterioró las ya delicadas relaciones bilaterales, puesto que Washington ha acusado a La Habana de saber quién perpetró los supuestos ataques, y de no haberles protegido adecuadamente, algo que niega el Ejecutivo cubano.
Debido a esas agresiones, que en principio Washington calificaba de acústicas, aunque luego reconoció no tener confirmada su naturaleza, EE.UU. ordenó la salida del personal no esencial de su legación en Cuba, es decir, un 60 % del total.
EE.UU. también ha detectado problemas de salud similares en su personal diplomático en el consulado de Guangzhou, China.
(EFE)

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