lunes, 6 de septiembre de 2021

 

Política y deportes en Cuba: un gancho al mentón del régimen

Resulta evidente que lo determinante para los plumíferos y cotorrones del oficialismo cubano no es la identidad nacional del atleta, sino su tendencia política

LA HABANA, Cuba. ─ En días recientes hemos sido testigos de actuaciones de compatriotas nuestros que han tenido un excelente desempeño en el exigente mundo del deporte. Esto tuvo lugar durante los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, finalizados hace un par de semanas. Y se ratificó este sábado con la formidable victoria del gran campeón Yordenis Ugás sobre la leyenda filipina Manny Pacquiao.

La excelencia de los cubanos en el terreno deportivo es bien conocida desde hace años. La propaganda comunista trata de presentar los buenos resultados de estos últimos decenios como un gran aporte hecho por lo que ellos se empeñan en seguir llamando “la Revolución”. Pero los que tenemos un poco de memoria sabemos que eso es sólo una fabulosa mentira —¡otra más!— de los cotorrones del régimen.

Ahí están, para demostrarlo, nombres como los de Ramón Fonst, José Raúl Capablanca, Kid Chocolate y Kid Gavilán, por sólo mencionar unos pocos. ¿Qué tuvieron que ver esos distinguidos compatriotas con los desembarcos y asaltos dirigidos por Fidel Castro, con las bombas detonadas (en nombre de esa misma “Revolución”) en las calles, los cines o los cabarets de la Isla!

A nadie que estuviera en su sano juicio se le habría ocurrido vincular los nombres de esos grandes atletas del pasado con el de los mandamases de turno (sin importar que estos se llamaran Menocal, Machado o Batista). Después de 1959 no. La actuación de los deportistas cubanos destacados en los últimos seis decenios sí ha sido enlazada de modo sistemático con el nombre del fundador de la dinastía castrista.

Durante muchos años fue una constante que los autores de cualquier triunfo nacional en el deporte dedicaran su éxito al “Máximo Líder”. A veces lo hacían de manera espontánea. Otras no tanto, pues tenían que ser los cronistas con vocación de cotorrones los que, cuando algún atleta consagraba su triunfo a seres queridos o entrenadores, insistían: “¿Y a quién más!”. Y no quedaban satisfechos hasta que el aludido pronunciaba el nombre, apellido o título del dictador.

Esa vinculación con “la Revolución” ha sido una constante durante la era actual. El apoyo a las políticas del régimen ha tenido un carácter no sólo ideológico o verbal. En ocasiones ha tenido expresiones físicas. Como aquella vez que un jugador del equipo Cuba de béisbol se consideró en el deber de emprenderla a puñetazos contra un compatriota que se había lanzado al terreno con un letrero anticastrista.

Aunque en el plano personal no despiertan mis simpatías los deportistas oficialistas que explicitan su respaldo —real o fingido— al régimen imperante, constato que, felizmente, el porcentaje de los que así actúan tiende a reducirse de año en año. Aunque hasta el momento echo de menos la existencia, entre ellos, de ciudadanos conscientes que critiquen —digamos—  la represión brutal contra manifestantes pacíficos, como la del 11 de julio.

Eso fue lo que sucedió en la popular barriada habanera de La Güinera, que tuvo el triste privilegio de aportar el único occiso oficialmente reconocido de aquella jornada gloriosa. Afirman las autoridades castristas que el disparo que recibió por la espalda el joven Diubis Laurencio fue propinado “en legítima defensa”. Y ahora tratan de hacer olvidar su crimen asfaltando calles y dotándolas de aceras.

Es justamente en ese barrio que reside el campeón olímpico Luis Alberto Orta. El mandón de turno, Miguel Díaz-Canel, se consideró en el deber de saludarlo durante su reciente visita, así como congratularlo por su cumpleaños. Ha trascendido el texto de su trino: “Felicitaciones campeón”. Así, sin coma vocativa; que un Jefe de Estado que “hace revolución” no está para esas exquisiteces.

Los órganos castristas de agitación exaltan los éxitos deportivos del propio Orta —primer cubano que obtuvo el oro olímpico en Tokio-2020— o Mijaín López —autor de la hazaña de alcanzar igual galardón en cuatro olimpiadas consecutivas—. Pero silencian el de otro compatriota nuestro: Pedro Pablo Pichardo, que ganó esa misma presea en el triple salto.

Pudiera pensarse que esto último se debe a que, a raíz de su triunfo, el santiaguero enarboló no la bandera de la estrella solitaria, sino el pabellón portugués. Pero nada parecido pueden decir del autor de otra gran proeza deportiva: me refiero a Yordenis Ugás, quien este sábado alcanzó un triunfo unánime ante la leyenda filipina Manny Pacquiao.

Tras su victoria, Yordenis se cubrió con la bandera de Narciso López. Pero igual los cronistas deportivos del castrismo prefirieron cubrir de silencio su gran hazaña. Resulta evidente, entonces, que lo determinante, para esos plumíferos y cotorrones del oficialismo cubano, no es la identidad nacional del atleta, sino su tendencia política.

Y forzoso es reconocer que Ugás ha dejado bien clara las preferencias que abriga en este último terreno. Como que, en la pelea contra Pacquiao, esgrimió de modo destacado el lema “Patria y Vida”, que se ha convertido en emblema de todos los cubanos que nos enfrentamos al macabro “Patria o Muerte” del castrismo.

Ese otro santiaguero despreció las posibilidades económicas que —supongo— le habrían brindado marcas de productos deportivos si él las hubiese exhibido en las ropas que vistió en el combate. En lugar de ello colocó en su short y zapatillas lemas a los que el régimen de La Habana es refractario, tales como “SOSCuba” y el mismo “Patria y Vida”.

El formidable atleta, tras su resonante triunfo, trinó en su cuenta de Twitter: “Esta pelea la ha visto medio mundo y Yordenis Ugás la ha dedicado a la causa por la libertad de Cuba. Este es otro golpe mediático a la dictadura”. Como él vive en un país libre, pudo perfectamente haberse mantenido alejado de los temas políticos. Pero no, optó por involucrarse de ese modo en la lucha contra el continuismo comunista. Por eso creo que todos debemos agradecerle (al menos yo lo hago) su valiente decisión.

ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.

René Gómez Manzano

René Gómez Manzano

(La Habana, 1943). Graduado en Derecho (Moscú y La Habana). Abogado de bufetes colectivos y del Tribunal Supremo. Presidente de la Corriente Agramontista. Coordinador de Concilio Cubano. Miembro del Grupo de los Cuatro. Preso de conciencia (1997-2000 y 2005-2007). Dirigente de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil. Ha recibido premios de la SIP, Concilio Cubano, la Fundación HispanoCubana y la Asociación de Abogados Norteamericanos (ABA), así como el Premio

No hay comentarios:

Publicar un comentario