Dr. René Gómez Manzano
Abogado y periodista independiente
La manifestación en Margarita no estaba
dirigida contra los peloteros cubanos, sino contra el gobierno venezolano
Este
año, la Serie del Caribe acaba de celebrarse en la isla venezolana de Margarita,
En esta edición de la competencia beisbolera, por primera vez en más de medio siglo,
participó un equipo de Cuba. Llama la atención lo apartado de la sede escogida,
lo cual tal vez haya estado motivado por la criminalidad rampante que se ha
exacerbado en la nación sudamericana durante esta década y media de chavismo.
Coincidiendo
con ese evento deportivo, el domingo 2 se realizó una demostración en una zona
céntrica de Porlamar, cerca del hotel en el que se hospedaban los jugadores cubanos.
Era evidente que los manifestantes deseaban aprovechar la presencia de los numerosos
periodistas que cubren la competencia caribeña para obtener mayor resonancia.
Las
noticias sobre el suceso no han estado exentas de omisiones y contradicciones. Según
Associated Press, las “autoridades de
la policía y la Guardia Nacional… declinaron formular algún comentario”. La
Fiscalía, por su parte, plantea que los revoltosos lanzaron “objetos
contundentes” contra el autobús en el que viajaban los peloteros, pero fuentes
independientes afirman que aquéllos sólo golpearon unas cercas de zinc, que fue
lo que provocó el natural barullo.
Dentro
de las declaraciones de los mismos dirigentes chavistas se hicieron más
evidentes las incongruencias: La única expresión peyorativa del ministro para
el Turismo, Andrés Izarra, consistió en calificar de “fascistas” a los autores
de la protesta. Por su parte, Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea
Nacional, además de describir a los manifestantes con el mismo epíteto, afirmó
que sus jefes son “unos cobardes” que “jamás se van a poner al frente”.
El
presidente Nicolás Maduro subió el tono de la condena, al pedir, en medio de
una reunión de enardecidos incondicionales suyos, “el castigo más severo” para
los perpetradores. “¡Presos van a ir, fascistas, cobardes, cobardes, cobardes
mil veces!”. Y agregó amenazante: “Vamos a buscar los ramales, quiénes dieron
las órdenes”.
Más papista que el Papa resultó ser
Aristóbulo Istúriz. El dirigente del gobernante Partido Socialista Unido de
Venezuela se adentró de lleno no sólo en el campo de la fantasía y la
irracionalidad, sino también en el de la redundancia y el pleonasmo, al afirmar:
“Nos parece lo más parecido, lo que ocurrió allí, a lo que ocurrió con el avión
cubano y los atletas cubanos que fueron asesinados cuando se voló el avión
cubano”.
Defectos
formales aparte, aquí se pueden apreciar el despropósito y el ridículo que
supone comparar la muerte cruenta de veintenas de personas con una hipotética
agresión de la no cual no se ha presentado ni una sola víctima que afirme al
menos haber recibido una bofetada o un arañazo. Cabe suponer que hasta a las
mismas autoridades de La Habana les haya desagradado la exagerada comparación
del inefable Aristóbulo.
Después
de transmitidas las primeras noticias, se puso en claro que la versión
oficialista constituía una falsedad, una simple tergiversación de lo que en
verdad ocurrió. La manifestación en la isla Margarita coincidió en el tiempo
con eventos similares celebrados nada menos que en quince ciudades venezolanas.
Entre éstas, una asamblea de calle realizada en la céntrica Plaza Brión, de
Caracas.
En
este último evento, destacados líderes opositores como Leopoldo López, Antonio
Ledezma, María Corina Machado y Juan Reseques, denunciaron la inseguridad
ciudadana y la carestía que asuelan al país, y analizaron ante la multitud
asistente las variantes para lograr una salida constitucional a la honda crisis
en que está sumida Venezuela.
Asimismo, de acuerdo con un
documento del partido Voluntad Popular,
que encabeza el ya mencionado Leopoldo López, la protesta de la Margarita “en
ningún momento tuvo manifestaciones violentas ni agresiones físicas contra los
hermanos cubanos que participan en los juegos”, pues —según se afirma allí— la
queja estaba dirigida “específicamente contra el Gobierno de Nicolás Maduro”.
En resumen: Las pifias del régimen chavista siguen
sucediéndose sin parar. A un Presidente que se declara interlocutor de
pajaritos, se suma, en un plano más general, el desbarajuste económico que ha
entronizado, al extremo de provocar escasez de divisas en un país bañado en
petrodólares. ¡Y ahora, de manera mendaz, ha intentado convertir una protesta antigubernamental
más en un atentado genocida contra un grupo de pacíficos peloteros!. La
Habana, 7 de febrero de 2014.
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