lunes, 10 de febrero de 2014

LAS PROTESTAS DE LA ISLA MARGARITA


      

  













Dr. René Gómez Manzano
Abogado y periodista independiente


La manifestación en Margarita no estaba dirigida contra los peloteros cubanos, sino contra el gobierno venezolano

Este año, la Serie del Caribe acaba de celebrarse en la isla venezolana de Margarita, En esta edición de la competencia beisbolera, por primera vez en más de medio siglo, participó un equipo de Cuba. Llama la atención lo apartado de la sede escogida, lo cual tal vez haya estado motivado por la criminalidad rampante que se ha exacerbado en la nación sudamericana durante esta década y media de chavismo.

Coincidiendo con ese evento deportivo, el domingo 2 se realizó una demostración en una zona céntrica de Porlamar, cerca del hotel en el que se hospedaban los jugadores cubanos. Era evidente que los manifestantes deseaban aprovechar la presencia de los numerosos periodistas que cubren la competencia caribeña para obtener mayor resonancia.

Las noticias sobre el suceso no han estado exentas de omisiones y contradicciones. Según Associated Press, las “autoridades de la policía y la Guardia Nacional… declinaron formular algún comentario”. La Fiscalía, por su parte, plantea que los revoltosos lanzaron “objetos contundentes” contra el autobús en el que viajaban los peloteros, pero fuentes independientes afirman que aquéllos sólo golpearon unas cercas de zinc, que fue lo que provocó el natural barullo.

Dentro de las declaraciones de los mismos dirigentes chavistas se hicieron más evidentes las incongruencias: La única expresión peyorativa del ministro para el Turismo, Andrés Izarra, consistió en calificar de “fascistas” a los autores de la protesta. Por su parte, Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional, además de describir a los manifestantes con el mismo epíteto, afirmó que sus jefes son “unos cobardes” que “jamás se van a poner al frente”.

El presidente Nicolás Maduro subió el tono de la condena, al pedir, en medio de una reunión de enardecidos incondicionales suyos, “el castigo más severo” para los perpetradores. “¡Presos van a ir, fascistas, cobardes, cobardes, cobardes mil veces!”. Y agregó amenazante: “Vamos a buscar los ramales, quiénes dieron las órdenes”.

Más papista que el Papa resultó ser Aristóbulo Istúriz. El dirigente del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela se adentró de lleno no sólo en el campo de la fantasía y la irracionalidad, sino también en el de la redundancia y el pleonasmo, al afirmar: “Nos parece lo más parecido, lo que ocurrió allí, a lo que ocurrió con el avión cubano y los atletas cubanos que fueron asesinados cuando se voló el avión cubano”.

Defectos formales aparte, aquí se pueden apreciar el despropósito y el ridículo que supone comparar la muerte cruenta de veintenas de personas con una hipotética agresión de la no cual no se ha presentado ni una sola víctima que afirme al menos haber recibido una bofetada o un arañazo. Cabe suponer que hasta a las mismas autoridades de La Habana les haya desagradado la exagerada comparación del inefable Aristóbulo.

Después de transmitidas las primeras noticias, se puso en claro que la versión oficialista constituía una falsedad, una simple tergiversación de lo que en verdad ocurrió. La manifestación en la isla Margarita coincidió en el tiempo con eventos similares celebrados nada menos que en quince ciudades venezolanas. Entre éstas, una asamblea de calle realizada en la céntrica Plaza Brión, de Caracas.

En este último evento, destacados líderes opositores como Leopoldo López, Antonio Ledezma, María Corina Machado y Juan Reseques, denunciaron la inseguridad ciudadana y la carestía que asuelan al país, y analizaron ante la multitud asistente las variantes para lograr una salida constitucional a la honda crisis en que está sumida Venezuela.

Asimismo, de acuerdo con un documento del partido Voluntad Popular, que encabeza el ya mencionado Leopoldo López, la protesta de la Margarita “en ningún momento tuvo manifestaciones violentas ni agresiones físicas contra los hermanos cubanos que participan en los juegos”, pues —según se afirma allí— la queja estaba dirigida “específicamente contra el Gobierno de Nicolás Maduro”.

En resumen: Las pifias del régimen chavista siguen sucediéndose sin parar. A un Presidente que se declara interlocutor de pajaritos, se suma, en un plano más general, el desbarajuste económico que ha entronizado, al extremo de provocar escasez de divisas en un país bañado en petrodólares. ¡Y ahora, de manera mendaz, ha intentado convertir una protesta antigubernamental más en un atentado genocida contra un grupo de pacíficos peloteros!. La Habana, 7 de febrero de 2014.

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