
Lic. Ernesto García Díaz
Abogado y periodista independiente
En la capital cubana,
dos cooperativas operan las antiguas líneas estatales de los llamados
taxis- ruteros, micro buses que transportan pasajeros, desde el Parque de
El Curita, a cuatro destinos: El Náutico, Alamar, Santiago de las Vegas y La
Palma.
Interesado en saber
por qué los habaneros hablan tan mal de los ruteros, pregunté a los impacientes
pasajeros: ¿sobre la frecuencia de los viajes? Y ¿cuánto demoran los micros en
pasar? Y a varios choferes de micro-buses, sobre los contratos de
subarrendamiento que les hacen las coperativas.
Un chofer de la línea
Parque del Curita-Micro X, –que no reveló su nombre– me respondió: “Realizo
cerca de 16 viajes al día, el micro-bus tiene 25 asientos y líquido a la CNoA,
50 asientos por recorrido, o sea 250 pesos. El costo del pasaje es de 5 pesos
moneda nacional (CUP), equivalente a 0.20 dólar”.
Y siguió contado el
chofer: Transporto más de 800 pasajeros diarios, recaudo para la cooperativa
cerca de 4 mil pesos cubanos (equivalente a 160 dólares). En 24 días de trabajo
le ingreso a la asociación, no menos de 96 mil pesos (3,840
dólares). Primero liquido lo que le pertenece a la cooperativa, que me
subarrienda el equipo, la diferencia o excedente nos pertenece a los
choferes, porque somos los casi-dueños de estos microbuses. ¿Sabía usted que
los tenemos que reparar, fregarlos, pagar el mantenimiento, y para eso tenemos
que pagarles a terceros y a la propia CnoA?”.
Otro chofer, fue más
allá que su colega: “Después de liquidarle a la asociación, me quedan unos
1,200 pesos (48 dólares), porque en el trayecto la gente se baja y se monta.
Esa recaudación no va a la CNoA; la tomamos para nuestros gastos, porque
recogimos un carromato, que casi era para chatarra”.
Pude conocer que un
chofer de un rutero, además del ingreso propio que obtiene, recibe de la
cooperativa cerca de 600 pesos mensuales (24 dólares), por concepto de
retribución de las ganancias como socios.
Liliana Ezquerra,
vicepresidenta del Consejo de la Administración Provincial de La Habana,
destacó recientemente a los medios: “Al entrar en funcionamiento las dos
cooperativas de ruteros arrendados por el Estado, en la capital se incrementó
el número de pasajeros transportados, y a un precio menor por viaje que el que
cobran los boteros”.
Una pasajera en Micro
X Alamar, me expresó: “Son las 08:50 de la mañana, llevo 40 minutos esperando
por el rutero, aquí se aparecen a la hora que les da la gana, vienen a echar petróleo
y se demoran para regresar o iniciar la jornada de trabajo. Se pierden a
merendar, ¡qué sé yo! En fin, es un desastre; podrán costar menos que los
boteros, pero con ellos no puedo contar para llegar con puntualidad a mí
trabajo”.
Otra pasajera manifestó:
“No tienen hora de empezar a trabajar; sin embargo los boteros ya están a las
seis de la mañana en la calle y a las 12 de la noche siguen prestando servicio:
Los ruteros, ni para hablar, ya a las 7:30 de la noche no puede uno contar con
ellos”.
La tercera pasajera,
irritada, me manifestó: “Mira, ahorita entró un rutero y se perdió hace más de
30 minutos; suma para que veas. Mira, ahí viene, ¿quién le llama la atención,
si ahora son los dueños?”
Por mi parte, le tome
una foto al rutero demorado, porque yo también llevaba más de 30 minutos
esperándolo.
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