miércoles, 28 de mayo de 2014

¿Por qué no reparan el Parque de la Explanada de La Punta?

La gente apenas conoce el nombre de ese parque. Su deterioro llama la atención a turistas y nacionales. De noche el sitio es un peligro

Foto-reportaje de Ernesto García

LA HABANA, Cuba.- El Parque de la Explanada de la Punta, en la Bahía de La Habana, construido en la década de los 90 del pasado siglo, se ha convertido en un rastro de hierros tirados y bancos rotos. Su imagen decadente testimonia la total despreocupación de las instituciones públicas responsables de preservar el patrimonio cultural de la ciudad.
Por demás, el acogedor sitio sirve para tomar bellas imágenes de su entorno, lugar de descanso para los transeúntes y oficiosos pecadores. También es un lugar para la lectura o el encuentro de enamorados, así como para que padres o abuelos lleven a sus hijos o nietos a jugar y conocer la historia de este punto de la geografía cubana.
En la Explanada de La Punta se construyó, en el siglo XVI, el Castillo de San Salvador de La Punta, que conjuntamente con el Castillo de los Tres Reyes del Morro defendía a La Villa de San Cristóbal de la Habana de los ataques piratas, obstruyendo con su potente cadencia de fuego el paso de barcos enemigos, al pretender entrar por el canal de acceso a la rada habanera.
En el parque existen tres placas de bronce que tienen gravadas Los versos “Mi Bandera”, de Bonifacio Byrne. También se recuerda el hundimiento, el 15 de septiembre de 1909, de la corbeta española San Antonio, del que se extrajeron parte de las losas de cerámicas rojas aportadas para su construcción; así como la estatua de Pierre le Moyne d’lberville (donada por el gobierno de Quebec), celebre héroe militar de la nueva Francia, almirante de la Armada de Luis XIV, que muere sobre su navío “Le Juste”, anclado en el Puerto de La Habana.
Este reportero tuvo la oportunidad de hablar con Lázaro, hombre que se identificó como cristiano y que nos manifestó:
-Vengo todas las tardes a este parque, me pongo a leer la biblia, hasta la caída del sol, siento relajación y tranquilidad. Quedan pocos bancos, la gente se lo roba todo. Aquí de noche es un peligro estar, porque no hay iluminación alguna.
A una señora, que estaba con su nieta y no quiso identificarse, le preguntamos el nombre del parque:
-La verdad, no se lo puedo decir, no lo sé, a esto aquí le dicen La Punta, es lo que conozco-, respondió la abuela-. Yo vengo con mi nieta, para que juegue, lea y se distraiga, por aquí no hay ningún parque infantil para que los niños jueguen, vengo con ella casi todas las tardes.
-¿Por qué está tan deteriorado este parque?-, preguntamos a la señora.
-¿Usted periodista? Bueno, mire- dijo la señora-, la madera de los bancos parece que no es muy buena, porque se parten y se pudren, aparte del daño intencional de personas inescrupulosas; y las luminarias caídas. Para qué contar: se roban los bombillos, las farolas, los cables, el copón divino, hijo. Que te podré decir, que no sepas, si para cualquier lado que te viras, es un desastre lo que hay. ernestogardiaz@gmail.com

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