René Gómez Manzano
Abogado y periodista independiente
Las revelaciones hechas por un
antiguo colaborador de la Seguridad del Estado cubana arrojan luz sobre la
turbia actuación de ésta
Recientemente
se conoció la existencia de un video circulado por la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), en el que José Daniel Ferrer
entrevista al abogado Ernesto Vera Rodríguez. En la cinta, este último reconoce
que, contra su voluntad, se vio obligado a actuar en pro de la policía política
castrista. Gracias a mi reciente estancia en España, pude ver ese material en
el popular sitio-web YouTube.
La
actuación de mi colega como instrumento al servicio de la Seguridad del Estado
es conocida desde hace meses. La virulencia extrema con la que él, viniese o no
mucho al caso, arremetía contra la UNPACU y contra su actual Secretario
Ejecutivo, tenía que despertar de manera natural la suspicacia de quienes nos
oponemos al régimen totalitario.
Esto
motivó, por ejemplo, que en la Corriente
Agramontista (la más antigua y nutrida agrupación de abogados cubanos independientes,
que me honro en presidir) nos distanciásemos de la sospechosa actuación de
Vera. Aunque optamos por no hacer público su cese como integrante de nuestra
organización, en la práctica dejamos en suspenso cualquier participación suya.
No
creo que el desarrollo de la entrevista ahora publicada haya sido el óptimo, pero
es forzoso reconocer que el material habla muy alto de la extrema eficacia de
la Unión Patriótica de Cuba y de
quien fuera su fundador. Los cubanos estamos acostumbrados a que, de tiempo en
tiempo, suceda lo contrario: que sea el régimen castrista el que destape a uno
o varios de sus agentes, lo cual suele hacer con objetivos diversos.
Ejemplo
de ello fue la ofensiva represiva conocida como la Primavera Negra, en marzo y abril de 2003. Durante ésta fueron
sancionados a largas penas de cárcel 75 pacíficos activistas pro democracia. En
aquella ocasión, el objetivo de la maniobra gubernamental quedó claro: en
apariencia, se había probado la culpabilidad de los acusados.
“¡Imagínense,
si hasta varios de los mismos disidentes sirvieron como testigos de la
Fiscalía!”. Ése era el comentario expreso o tácito que hacían muchos de los despistados.
Ese razonamiento olvida lo principal: la actividad que realiza la oposición
interna cubana es pública y abierta; en esencia, los chivatos encubiertos se
limitaron a relatar lo que era notorio. Por ende, mal podían ellos hacer “declaraciones
comprometedoras para el movimiento opositor”.
Pero
en esta ocasión —insisto— ha sucedido lo contrario: Por una parte, las revelaciones
son tales en verdad, y no una mera parodia de ellas. Por la otra, el testimonio
inesperado está dirigido no contra quienes se enfrentan al régimen totalitario,
sino contra este mismo. Las veraces manifestaciones de Vera Rodríguez han
puesto al desnudo todo el turbio panorama de mentira, chantaje y sordidez en el
que se mueve de manera natural el aparato represivo del castrismo.
Resulta
evidente la diferencia esencial que existe entre los destapados de 2003 y mi
colega Ernesto. Aunque después han caído en un discreto y esperable olvido, los
primeros fueron objeto en su momento de una amplia campaña propagandística en
los medios de prensa monopolizados por el régimen, que los presentaban como una
especie de héroes.
Por
su parte, el jurista Vera Rodríguez, como consecuencia de su acto de honestidad
y arrepentimiento, no puede esperar más que las represalias de un sistema
monstruoso y despiadado que, cual una nueva y todopoderosa mafia, exige el
cumplimiento estricto de las reglas implacables de la omertà (el código de silencio de la Cosa Nostra) a todos los que en algún momento le han servido como
colaboradores.
Por
esto creo que, por encima de cualquier deficiencia formal que pueda
atribuírsele a la entrevista, ambos participantes en ella merecen una sincera
felicitación: José Daniel Ferrer, por haber logrado obtener y publicar la
importante confesión y por haber extendido su mano fraternal al pecador
arrepentido; Ernesto Vera, por haber tenido el innegable valor que se necesita
para romper de manera abierta con el turbio pasado que él mismo reconoció.
Es
razonable esperar que la publicación de esta reveladora cinta de video dé paso
a otras retractaciones análogas. En el ínterin, estemos al tanto de lo que
suceda con el prominente abogado santiaguero. Recelemos de cualquier nuevo
“accidente” que puedan sufrir él o su señora madre. Las personas de buena voluntad
debemos mantenernos atentas a condenar toda represalia que el régimen
totalitario pretenda ejercer contra él. La
Habana, 21 de julio de 2014.
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