René Gómez Manzano
Abogado y periodista independiente
Las más recientes noticias sobre un
literato cubano encarcelado encienden justificadas alarmas
Una
vez más salta a los primeros planos informativos el caso del eminente
escritor cubano preso Ángel Santiesteban
Prats. Después que sus familiares denunciaron su reciente desaparición del
centro penitenciario en el que se encontraba, ahora se ha comunicado que está
en una estación de policía, acusado de un supuesto intento de fuga.
En
un artículo que publicó CubaNet meses
atrás, me referí al arbitrario y brutal castigo judicial impuesto a ese
intelectual, así como al argumentado escrito de revisión presentado en su
nombre. En este documento se pone de manifiesto la injusticia sufrida por él: en
resumidas cuentas, fue sancionado en base a los dichos de la que fuera su
pareja (convertida después en su enemiga manifiesta).
Ella,
tras formularle otras muchas acusaciones que las mismas autoridades
desestimaron por infundadas (y alguna de las cuales trató incluso de calzar con
testigos falsos que fueron desenmascarados), le imputó haberla agredido en su
apartamento. No hubo siquiera un vecino que diera fe, no ya del enfrentamiento
entre ambos ex esposos, sino al menos de la presencia de Ángel en el barrio esa
tarde.
Por
el contrario, los tres ciudadanos que compartieron con él a la misma hora de
los supuestos hechos (y que —por ende— justificaron plenamente su coartada),
fueron desestimados de modo arbitrario por el Tribunal, que para ello se basó
en el dicho del menor hijo de la pareja. Eso entre otras muchas barbaridades cometidas
en contra del laureado literato.
Como
ya he señalado, Santiesteban se esfumó en días recientes del centro
penitenciario en el que se encontraba. Esto, como es natural, provocó las
justificadas denuncias de desaparición formuladas por sus seres queridos. Por
esas mismas fechas, el hijo del escritor (ahora ya un joven) denunció a su
progenitora y a la policía política por haberlo manipulado para inculpar falsamente
a su padre. De ese modo se derrumba uno de los pocos argumentos esgrimidos para
apuntalar la injusta sanción.
La
actual acusación contra Ángel por un presunto intento de evasión, despierta
fundadas dudas. Es menester —ante todo— conocer los descargos que formule el
mismo acusado. Como señala la Editora de su blog,
no resulta conveniente “sumarnos a ninguna de las versiones, rumores y
especulaciones que circulan”, sino “esperar a tener noticias directas”.
Por
ende, y como carecemos de elementos de juicio, no podemos afirmar en este momento
si la nueva imputación que se le hace es cierto o falsa. Lo que sí puedo
asegurar desde este mismo instante es que la pena —¡nada menos que de cinco
años!— que se le impuso en un inicio, es el fruto de una vulgar patraña.
En
su caso, no sería justo hablar de un juicio de opereta. Esto constituiría una infamia
contra compositores serios, como los autores de La viuda alegre o South
Pacific, por sólo mencionar dos joyas del género. El fiscal que lo acusó y
los jueces que lo sancionaron podrían ser comparados con los saineteros de los “espectáculos
frívolos, cómicos y picarescos” que se presentaban en el antiguo teatro Shanghái, arrasado después por el
régimen castrista, pese a las protestas de eterna fraternidad cubano-china.
Las
rarísimas “casualidades” que se han producido en el caso de Santiesteban sólo
pueden despertar serias dudas. La presunta “violencia doméstica” por la que se
le juzgó —¡más de tres años y cuatro meses después de los supuestos hechos!—,
coincidió, de manera harto extraña, con la iniciación de su blog —Los hijos que nadie quiso—, en el que el eminente literato critica
de manera acerba al régimen totalitario castrista.
El
actual traslado secreto del preso hacia una estación de policía, y la nueva
imputación que al parecer se le hace, coinciden una vez más —y de modo también raro
y harto sospechoso— con la denuncia de su hijo —un niño en la época del juicio,
pero ahora un adolescente— contra la mendaz denunciante y contra la Seguridad
del Estado.
Estas
señales de alerta resultan más que suficientes para que todos los hombres y
mujeres de buena voluntad —y de modo especial sus colegas intelectuales— nos
mantengamos al tanto de cualquier nueva patraña que pretenda urdirse contra
Ángel Santiesteban Prats. La
Habana, primero de agosto de 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario