lunes, 12 de diciembre de 2016

Juegos militares en Cuba

Los castristas siguen actuando como si todavía estuviéramos medio siglo atrás

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Bastión 2016 en Villa Clara (foto Vanguardia)
Bastión 2016 en Villa Clara (foto Vanguardia)
LA HABANA, Cuba.- Tras leer la pasada semana en CubaNet los excelentes trabajos “¿Quién es el enemigo?”, de José Daniel Ferrer, y “El Halloween tardío de los Castro”, de Miriam Celaya, me animé a abordar el mismo tema: los juegos militares (nunca más apropiada esa expresión predilecta de Stalin que en este caso) escenificados en Cuba entre jueves y domingo en los marcos del Ejercicio Estratégico “Bastión 2016” y los Días Nacionales de la Defensa.
De manera especial me sentí motivado por el título del primero de ambos artículos, que me hizo rememorar los simpáticos sketches del cómico español Miguel Gila. Uno de los más populares era un monólogo que reproducía una supuesta conversación telefónica. De manera inevitable, ésta comenzaba por una pregunta insólita: “Aló, aló, ¿es el enemigo?”
La absurda interrogante daba pie para los comentarios y quejas más ridículos del comediante: “¡Oigan, que las bombas están cayendo demasiado cerca! ¡Todavía van a lastimar a alguien!” Era de ese modo que algo trágico como un conflicto bélico quedaba reducido a un tema de relajo. Es probable que se tratara de una reacción del actor madrileño ante el horror de la Guerra Civil Española.
La remembranza viene al caso porque los castristas siguen actuando como si todavía estuviéramos medio siglo atrás y continúan hablando del “enemigo”. El General-Presidente, más comedido, dio al Ejercicio Bastión de este año la modesta calificación de “satisfactorio”. Pero la prensa oficialista y el Departamento Ideológico del Comité Central del PCC, que la manda, no se limitaron en sus adjetivos.
En los reportajes de la Televisión Cubana, ese “enemigo”, durante los cuatro días, siempre era acorralado, se batía en retirada o sufría el aniquilamiento. El suelo y los mares sagrados de la Patria jamás tenían que continuar sufriendo la presencia contaminante del hipotético invasor. Los titulares del Granma de este lunes siguen tañendo esa misma cuerda: “¡La Patria os contempla orgullosa!”, “Ejercicio ejemplar”.
Y lo más triste es que todos los éxitos de mentiritas, todas esas victorias fingidas se logran con unos armamentos que quizás fueron modernos cuando llegaron a nuestros puertos, hace ya decenios. Pero que en el mejor de los casos resultan francamente obsoletos; y en el peor, verdaderas piezas museables.
El fundador de la aguerrida UNPACU se pregunta quién es el enemigo. La interrogante es válida si tenemos presentes los acontecimientos de los últimos años. ¿Debe calificarse de ese modo al gran país cuyo gobierno ha dado en los últimos años pasos de acercamiento importantes que no han recibido la condigna respuesta de La Habana? ¿A aquél cuyo Presidente fue acogido con gran cariño por nuestro pueblo? ¿Al principal suministrador de alimentos a Cuba?
En ese contexto, la retórica comunista, más que absurda, se hace francamente obscena. La insistencia en que el embargo-bloqueo cargue con las culpas que corresponden en exclusiva al inviable sistema dirigista de monopolio estatal, sólo merece ser catalogado como un ejercicio práctico en la aplicación de las doctrinas maquiavélicas de Joseph Goebbels.
El comentario más certero al despilfarro de recursos producido durante el Bastión y los Días de la Defensa, fue el que hizo un niño habanero que, en su inocencia, al ver a unos vejetes con fusiles de palo y uniformes de miliciano  que ¿corrían? hacia el ¿enemigo?, se volvió a la señora que lo llevaba de la mano y le dijo: “¡Mamá, yo también quiero jugar a eso!”

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