sábado, 13 de mayo de 2017

Un cubo de agua fría para los optimistas

Para el CPJ, pareciera que la libertad de prensa estuviese a la vuelta de la esquina, y avanzáramos a toda máquina hacia ella

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Cuba, el mayor violador de la libertad de prensa en América Latina, según RSF (Martí Noticias)
LA HABANA, Cuba.- Rebosantes de  optimismo son los dos  últimos informes sobre Cuba  del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés). Es como si la libertad de prensa estuviese a la vuelta de la esquina, y avanzáramos a toda máquina  hacia ella, sin demasiados obstáculos de consideración, y con el beneplácito -o al menos la tolerancia-  de la dictadura.
En el informe emitido en septiembre del pasado año se aseguraba que en Cuba se daban “lentos pasos hacia la libertad de prensa”. En el más reciente, de hace solo unos días, firmado por Carlos Lauría, coordinador para las Américas del CPJ,  se afirma que “el férreo control del gobierno sobre la prensa ha mermado” y que hay “un mayor dinamismo”.
Ese dinamismo el CPJ lo atribuye a que “hay un número cada vez mayor de sitios web noticiosos que contienen investigaciones periodísticas y opiniones noticiosas, y una innovadora generación de periodistas independientes que son críticos de las ideas socialistas y, no obstante, las siguen apoyando”.
No chocar frontalmente al régimen, criticar suave y con discreción, seguir dentro de la revolución, afirmando en todo momento que son socialistas, pese a los pisotones y las reprimendas, esa es precisamente, la innovación de esa generación de periodistas y blogueros —como los de La Joven Cuba, Periodismo de Barrio y El Toque—, que tanto ilusiona y entusiasma al CPJ, al extremo de considerarlos periodistas independientes, en sustitución de los que lo somos de verdad, al duro y sin guante, sin medias tintas,  desde los años 90, cuando ni siquiera nos era posible conectarnos a Internet para enviar nuestros trabajos al exterior. A esos, a los periodistas  verdaderamente independientes, el CPJ, como si le molestáramos, como si sobrásemos en su ecuación, nos califica, sin apenas ocultar el disgusto,  de “estridentes”.
Ahora resulta que para el CPJ, los que han levantado el techo de las prohibiciones y hecho posible la actual proliferación de sitios web más o menos independientes del control estatal no son los periodistas independientes que desde los años 90 ejercen su trabajo a pesar de la represión y el acoso de la policía política —recordemos que fueron más de 20 los periodistas encarcelados en la ola represiva de la primavera de 2003— sino  los recién graduados de Periodismo, los documentalistas y los blogueros en favor de revolución. Según el CPJ, son ellos los que “están abriendo nuevos espacios para la libertad de expresión y el periodismo emprendedor que hasta hace unos años parecían intocables”.
¡Manda ‘aquello’ esto!, se siente tentado uno de exclamar. Pero para no seguir con la estridencia y que luego no digan, vamos a hablar  de las represalias que han sufrido esos innovadores y revolucionarios blogueros y periodistas en estos tiempos de renovado atrincheramiento gubernamental que el CPJ no parece percibir.
Elaine Díaz y varios de sus compañeros de Periodismo de Barrio fueron arrestados en septiembre del pasado año por intentar reportar en Baracoa sobre los daños del huracán que azotó la región más oriental de Cuba. A los periodistas oficialistas les han apretado las tuercas y les han leído la cartilla para que se midan con lo que escriben en sus blogs y ni se les ocurra escribir en sitios extranjeros, aun tan incoloros como OnCuba, y para que vean que la cosa va en serio, varios han sido despedidos de sus trabajos. ¡Y así percibe el CPJ un envalentonamiento en la prensa estatal!
Si eso es así con los periodistas oficialistas y los blogueros semioficialistas (los llamo así por su perseverancia cuasi masoquista en seguir dentro de la revolución), ya pueden suponer cómo será con los periodistas independientes, quiero decir, con los más críticos, los abiertamente opositores,  “los estridentes”, como los califica el CPJ.
Lauría y el CPJ objetarán que no están ajenos a esos inconvenientes en el ejercicio de la profesión. Dirán que en el informe se admite que “las detenciones y citaciones siguen siendo comunes”.
El informe del CPJ no habla, entre otros atropellos, de la confiscación arbitraria y sistemática de sus medios de trabajo que sufren frecuentemente  los periodistas a manos de la policía política. Ha sucedido recientemente, por citar solo unos casos, a Rosa Avilés, Enrique Díaz, Vladimir Turró y a varios reporteros del ICLEP.
Tampoco dice el informe del CPJ que ahora además, de la posibilidad de que los encarcelen por peligrosidad social pre-delictiva, los periodistas pueden ser encausados por “usurpación de capacidad legal”, como amenazan que harán con Sol García Basulto y Henry Constantín. Y pronto habrá más acusados, no lo duden. Seguramente, de los más estridentes, eso que no les consta al CPJ que sufren tanta represión como dicen.
Por suerte, todavía  hay quienes no son tan optimistas como el CPJ y se preocupan por los periodistas independientes cubanos. Es el caso de Reporteros sin Fronteras, que en  en franca contradicción con los augurios favorables del CPJ, sigue teniendo a Cuba como el peor país del continente americano en cuanto a libertad de prensa.
Hoy 3 de mayo se celebra el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Felicidades a todos los colegas. Ojala que el próximo año, por esta fecha, el CPJ pueda demostrar que no se equivocaba con su optimismo y los periodistas cubanos, todos, sin excepciones,  tengamos avances significativos que celebrar.

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