miércoles, 14 de junio de 2017

Jorge M. Pérez, Cucú Diamantes y otras yerbas

El arte para el post-fidelismo

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Jorge Pérez y Cucú Diamantes (CubaNet)
LA HABANA, Cuba.- El 8 de junio, en el Pérez Art Museum of Miami (PAMM) fue inaugurada una exposición de arte cubano contemporáneo titulada On the horizon, que permanecerá abierta  hasta el 8 de abril de 2018, y donde figuran obras de los artistas de la plástica Antonia Wright, Sandra Ramos,  José Bedia, Juan Carlos Alom, Yoan Capote y otros.
Todas las obras de la exposición pertenecen a la colección de Jorge M. Pérez, un multimillonario cubano-americano que ha comprado mucho arte en Cuba, a donde ha viajado en varias oportunidades en los últimos años, ya que como Fanjul y Saladrigas, es de los partidarios de la plena normalización y sin exigencias de las relaciones con el régimen castrista.
Jorge M. Pérez es el fundador, Chaiman y CEO de Related Companies, una compañía de bienes raíces que ha construido gran parte de los nuevos rascacielos de Miami y cuando insiste en la reconciliación nacional con los que ni han pedido perdón por sus crímenes, debe tener en mente construir en La Habana, donde sobra espacio para edificar con tanta ruina y edificios que se caen. Debe considerar que el momento es propicio, ahora que los mandarines prometen el “socialismo próspero y sustentable”. No importa si a los cubanos de la isla los condenan a la miseria perpetua, al expresamente prohibirles acumular riquezas y propiedades. Eso no va con Jorge M. Pérez, un hombre de negocios optimista que cree saber cómo, mostrando sus millones, tratar con los castristas para que le den la oportunidad  de invertir.
Al Miami Art Museum le agregaron el Pérez gracias a los 40 millones de dólares que donó el magnate a cambio de que el centro cultural llevara su apellido.
Jorge M. Pérez tiene dinero suficiente para hacer de mecenas, lo mismo de los artistas cubanos que del régimen castrista, siempre que le den chances de negocios en Cuba. Fíjense si tiene dinero que hasta promociona a Cucú Diamantes, que con sus canciones, en la terraza del museo que da al mar,  animó la noche del 8 de junio  la fiesta de inauguración de la exposición On the horizon.
Un amigo de Miami que me contó de la inauguración me dice que “El PAMM quiso presentar a Cucú Diamantes como una gran estrella, una tipa que nadie conoce en Miami ni en ningún lugar y la venden como la última Coca-Cola del desierto”.
Creo que mi amigo llevó recio, aunque no demasiado, a Cucú Diamantes. La chica no será alguien del otro jueves entre la mucha bazofia que hay en el pop, pero como recordaban en la invitación a la inauguración de la exposición,  estuvo nominada en el año 2010 a un Grammy Latino en la categoría de mejor canción alternativa por “Más fuerte”, compuesta por la española Beatriz Luengo y el cubano Yotuel Romero (de los Orishas), que fueron los autores de la mayoría de los temas de su disco Cuculand.
Es cierto: a los Grammys Latinos –y muchas veces también al norteamericano-,  no se le puede hacer mucho caso.
Cucú Diamantes es totalmente intrascendente y prescindible. Pero la quieren vender como una cantante post-diáspora (La Habana-Miami-New York) para el post-fidelismo.
Tampoco es muy conocida en Cuba, adonde ha regresado en varias ocasiones luego de que emigrara y se dedicara a cantar.
Al menos yo, supe de ella por primera vez, cuando la vi por la TV, con su estampa anoréxica, unas gafas que hubiera envidiado Elton John en los tiempos de Cocodrile Rock, con gesticulación de Arroyo Naranjo y echando mano de los estribillos de Los Van Van, mientras pedía un burrito o un avioncito que la llevara a cualquier parte,     encaramada en una tarima en la Plaza de la Revolución,  en el concierto Paz sin Fronteras, aquella payasada para ingenuos e ilusos que organizó el colombiano Juanes en septiembre de 2009.
Luego  he visto a la Cucú en una película tonta y espantosa que dirigió Jorge Perugorría y de cuyo nombre no puedo ni quiero acordarme, y en un video-clip donde canta en inglés, acompañada por Nube Roja, un grupo pop que sigue anclado en la música disco, como si aun estuviéramos en los tiempos de Donna Summer, y que lidera un hijo de Perugorría.
Parece que el protagonista de Fresa y Chocolate  es el mayor y más incondicional fan de Cucú Diamantes. Y también debe serlo Jorge M. Pérez, cuando la invitó a actuar en la inauguración de On the horizon. Buenos amigos tiene la Cucú.  Me alegro por ella, porque me da grima imaginarla cuando era una todavía más delgada  muchacha de Párraga. Por suerte para ella, logró agarrar el avioncito.

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