viernes, 27 de abril de 2018

El peligro de hacerse rico en Cuba

“Yony no debía estar preso; él producía carne y leche, comida para el pueblo; presos debían estar los que mandaron a trancarlo”

Familia Castelló Ramayo en 2014; Yony, con bigotes, entre una tía y el abuelo Pombo (foto del autor)
LAS TUNAS.-  “Yony no debía estar preso; él producía carne y leche, comida para el pueblo; presos debían estar los que mandaron a trancarlo (detenerlo), es como si esa gente se divirtieran fabricando cárceles y metiendo hombres presos”, dijo, lamentándose, un obrero agropecuario.
Recién desempleado, el obrero tiene fundados motivos de queja: su empleador, Yony Castelló Sales, de 43 años de edad, residente en el barrio rural Itabo, municipio Puerto Padre, mayor productor de carne de cerdo de la provincia Las Tunas, hoy se encuentra en prisión provisional y con todos sus bienes y ganados ocupados por la policía por un presunto delito de cohecho.
En un operativo policial que recuerda la persecución de Pablo Escobar, Yony fue detenido mediada la semana pasada, justo cuando el señor Díaz-Canel estaba por sentarse en la butaca del general Raúl Castro en el Consejo de Estado.
“Yo vi policías apostados en todas las entradas, por la carretera, y pensé que era por lo de las elecciones, nunca me pasó por la cabeza que estuvieran metiendo preso a Yony”, dijo un chofer de alquiler.
“Cerraron los caminos, los trillos, ni a los vecinos los dejaron entrar ni salir del barrio;  la mensajera (de la bodega) venía con unos huevos, dijo que eran para unos niños, y los guardias dijeron que de eso nada; dejaron sin cobertura todos los teléfonos del barrio, fue como si estuvieran cazando a Bin Laden, fíjese que yo escuché sobre mi cabeza un ruido, rrurrurrú, un abejero, y veo como un avioncito de juguete, volando sobre la casa de Yony, por el barrio, para allá y para acá, y pregunto, ¿qué es eso?, y me dicen, ‘un dron’. Usted se imagina… ¡Un dron vigilando a un campesino y a su cochiquera!”, dijo un vecino.
Otro residente en Itabo aseguró: “Aquí había policías, seguridad del Estado, tropas especiales, de afuera, dicen que los jefes vinieron de La Habana; a los policías de aquí los movilizaron para un operativo, pero no les dijeron ni dónde ni cuándo ni contra quién; y como testigos para el registro no llevaron al CDR (comités de defensa de la revolución) de aquí, de testigos trajeron a jubilados del Minint (ministerio del Interior), de ellos el más cercano es José Luis (Leyva), era guardafrontera, vive a más de un kilómetro de aquí”.
Pero la desconfianza no se limitó a policías locales, el CDR y los vecinos de Yony. La noche antes del registro, directivos de la delegación provincial de la Agricultura en Las Tunas fueron convocados por la jefatura del Minint. Se les dijo que iban a participar en una misión, pero no les dijeron ni dónde ni cuándo, simplemente les ordenaron dejar sus vehículos y sus teléfonos celulares.
Los directivos de la Agricultura acuartelados serían los encargados de peritar y recibir el ganado y la maquinaria agrícola ocupada, (un tractor, un arado, un surcador, una carreta, y una carreta-pipa). “Y pasamos hambre, nosotros ni llevamos logística ni tuvimos tiempo de prepararla”, dijo a condición de anonimato uno de los funcionarios.
La cifra de participantes y los detalles en el operativo policial para detener a un criador de cerdos en el municipio de Puerto Padre en el Oriente cubano, quizá pueda intuirse por la cifra de raciones ordenadas por el órgano de instrucción (judicial) para ese día: “90 comidas”, dijo alguien en la cocina-comedor.
Y, necesitados de comida estarían registradores y cancerberos de callejones. Chequeadores y guardas de caminos pasarían toda la noche de vigilia; el registro domiciliario y a las instalaciones agropecuarias duraría unas 14 horas, desde alrededor de las seis de la mañana hasta poco antes de las 8 de la noche.
En ese tiempo sería peritado hasta el último muro, y llevado en requisición ganados, maquinaria agrícola, cuenta bancaria, y un automóvil comprado por Yony al Estado cubano en algo así como 80 mil CUC (dólares), medio millón de pesos.
Ocupadas también fueron la carne de pollo y de cerdo conservada en la nevera doméstica, y 200 pesos, dinero en la cartera de Yuiledy Piñeda, esposa de Yony, dejándola con dos niños, una adolescente y un bebé de 11 meses en la más absoluta indigencia.
“Con nosotros que no cuenten para más votaciones”, han dicho algunos vecinos.
¿Quién es Yony Castelló Sales para que las autoridades cubanas se tomen con él tales precauciones investigativas, provocando el enojo de no pocos de sus vecinos?, se preguntará el lector.
Yony es delegado a la Asamblea Municipal del Poder Popular en Puerto Padre, Con esperanzas y entusiasmo recién fue elegido por los vecinos en su circunscripción. Y, ¡oh, horror para la nomenclatura castrista! Yony es millonario.
Yony vive donde mismo nació, en la tierra adquirida por sus ancestros allá por los años 20 del siglo pasado. Desde antes de 2003, en convenio con la gubernamental empresa porcina, está dedicado a ese negocio. Durante todos estos años Yony ha producido miles de cerdos, y, miles de cientos de miles de pesos, pagados todos por su único comprador: el Estado cubano.
“El último lote lo vendió ahora en enero, eran 1800 (cerdos) de más de 100 kilogramos cada uno, más de 180 toneladas ¿no?, pues póngale nada más 100 kilogramos por animal, son 180 toneladas ¿no?, a 25 mil 500 pesos son cuatro millones 590 mil pesos ¿no? Con ese solo lote da para comprarse dos carros (automóviles) como ese que se compró Yony. Y Yony  solamente no producía carne, diariamente él vendía al Estado 80 litros de leche, ahora tendrán que buscar leche en polvo para los niños de hasta siete años. A este paso ni en mil años conseguimos el vaso de leche del que habló Raúl Castro”, dijo un campesino conocedor del mayor productor de carne de cerdo en Las Tunas.
Pero ahora Yony Castelló Sales está en prisión provisional y hasta ayer, luego de diez días de detención, su abogado no había tenido acceso al expediente de fase preparatoria (judicial), según dijeron personas a él allegadas.
Acusado por un presunto delito de cohecho, “el que dé dádiva o presente o favorezca con cualquier otra ventaja o beneficio, lo ofrezca o prometa a un funcionario para que realice, retarde u omita realizar un acto relativo a su cargo”, sin otras agravantes puede ser sancionado con dos a cinco años de privación de libertad y como sanción accesoria, “la confiscación de bienes”.
Rodeado todos estos años de funcionarios gubernamentales y del PCC (Partido Comunista de Cuba), que alabaron sus producciones de carne y le suministraron cuanto necesitó para incrementarlas, más que por un delito de cohecho, Yony Castelló está preso por correr el mayor peligro que una persona pueda correr en Cuba: hacerse rico.
Si en Cuba honradamente, sin robar ni traficar drogas, alguien llega a la condición de acaudalado tan bien vista en cualquier lugar del mundo, quizás se acueste pensando en la mejor forma de emplear su dinero y a la mañana siguiente se despierte con las voces de la policía.

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