Masonería en Cuba: 160 años a destiempo (II)
En la memoria colectiva de la masonería cubana, los años posteriores a 1959 han sido de los más difíciles para la Institución
LA HABANA, Cuba. – Uno de los hechos más penosos para la masonería cubana salió a la luz pública en el año 2011. Mediante la serie de la Televisión Cubana (TVC) Las Razones de Cuba, en un capítulo titulado Ayudas peligrosas, se dio a conocer la complicidad del ex Gran Maestro (GM) de la Gran Logia de Cuba (2000-2003), Dr. José Manuel Collera Vento, con la Seguridad del Estado Cubana (SEC).
Collera relata que la CIA, mediante la USAID, y esta a su vez a través de la Donner Canadian Foundation, comenzó a explorar la posibilidad de financiar a los masones en la Isla, pues los veían como un grupo potencial a “emerger con un liderazgo durante la transición”. Según afirma el exGM, la Fundación Donner llegó a donar miles de dólares para la reconstrucción de templos masónicos en Cuba, con el objetivo de fortalecer a la Institución. Este interés se sustentaba en la estructura organizada de los masones, cuya membresía sobrepasaba los 28 mil en el año 2000, además de que existe prácticamente una logia en cada localidad del país.
Tal fue la calidad del espionaje de Collera Vento, que llegó a recibir la Medalla del Congreso de los Estados Unidos. Su desclasificación, en el año 2011, se debió a que tuvo que declarar en el juicio de Allan Gross, contratista de la USAID que fue detenido en Cuba en el 2009, cuando intentaba instalar, dentro de la comunidad judía cubana, sistemas de comunicación satelital (internet) sin filtraciones. Collera Vento había sido el contacto de Gross en Cuba; su declaración en el juicio fue crucial para condenarlo.
Según los datos ofrecidos por el programa de la TVC, luego de casi treinta años con el pseudónimo de Duarte, en el 2004 Collera comienza a utilizar, por cuestiones operativas y en homenaje a uno de los cinco espías cubanos, el de Gerardo. No obstante, algunos de los que llegaron a conocerlo personalmente, aseveran que esta larga trayectoria como agente encubierto fue construida, que fue realmente durante su etapa como GM que, amenazado por la SEC, comenzó a trabajar para ella.
A partir de sus declaraciones en la TVC es que se sabe, además, que había implicado a la masonería cubana en asuntos de Inteligencia. La Institución, aparte de recibir financiamiento para proyectos masónicos, sería precisamente la intermediaria en la entrada de las ayudas humanitarias al país.
Para entonces, José Manuel Collera Vento ya había sido suspendido de la Orden masónica por el delito de “perjurio y traición contra la fraternidad, sus dogmas, instituciones y secretos”, pues había violado varios de los puntos de los Estatutos Generales de la masonería cubana.
Debido a la magnitud de las acciones de Collera Vento, se considera que nunca antes la masonería cubana estuvo tan cerca de ser irregular y de quedar aislada internacionalmente; asimismo, generó divisiones internas y agravó la crisis que ya afectaba a los masones cubanos. Por lo que, se supone, estos eran sus verdaderos objetivos como Agente de la SEC.
Masonería discordante
A pesar de que la masonería cubana, como forma de supervivencia, durante décadas ha mantenido una postura oficial distante o ajena a los acontecimientos sociales, como en el resto de la sociedad cubana, en su seno no han dejado de manifestarse visiones contrarias al régimen. Ya comentábamos algunos sucesos acaecidos en los años 1960. En la década de los años 90 se desarrollaron igualmente varios hechos en los que los masones se mezclaron con la política. En ese entonces, Cuba enfrentaba una cruda crisis económica denominada Período Especial.
En 1991 se funda la Asociación Martiana Libertad, Igualdad y Fraternidad (AMLIF), integrada exclusivamente por masones, como forma de garantizar la disciplina. Uno de sus fundadores, el masón cubano Miguel Ángel Duvallón, posteriormente exiliado en los Estados Unidos, narra que esta agrupación fue debidamente inscrita en el Departamento Jurídico del Registro de Asociaciones, como Asociación Pacífica Independiente de la Gran Logia de Cuba (GLC) .
La AMLIF desarrolló disímiles de actividades profanas, es decir, fuera del ámbito de las logias, para así respetar los Antiguos Límites; no para llamar a la violencia o a acciones subversivas, sino para “reclamar el respeto a los derechos humanos” y “denunciar sus violaciones”. Como consecuencia, a sus miembros se les abrió una causa penal en la Corte Suprema de Justicia Masónica.
El juicio fue uno de los hechos más escandalosos dentro de la masonería nacional. Los procesados recibieron penas de hasta un año de suspensión de sus derechos masónicos.
Duvallón testifica además que el caso propició divisiones internas en la masonería y, desde entonces, aumentaron “las visitas de la Seguridad del Estado a la GLC, la penetración en las logias, la persecución a los disidentes y opositores. Años más tarde, Duvallón, también eminente exdirigente y asesor del Ajefismo nacional, describiría la lucha de la AMLIF como de principios y no de enfrentamientos: “Porque los masones cubanos somos parte integral del pueblo, y sentimos como pueblo”.
Orden Hijas de la Acacia, organización paramasónica femenina y única de su tipo en el mundo, fue creada en Cuba en 1937 (foto del autor)
En 1992 otro grupo de masones cubanos resultaron detenidos por pertenecer al Partido Revolucionario Cubano Pro Derechos Humanos (PRCPDH). Durante seis meses, fueron investigados e interrogados por la SEC. El PRCPDH se reunía tanto en las logias como en las casas de sus miembros, los cuales se proponían desarrollar proclamas, carteles y otras acciones, con el objetivo de concientizar sobre el daño que el régimen hacía a Cuba y sus consecuencias.
Otro de los casos más escandalosos en cuanto a presiones políticas en Cuba ocurrió en el año 2003 cuando setenta y cinco disidentes fueron encarcelados, entre ellos se hallaban al menos doce masones. Uno de ellos era José Daniel Ferrer García, quien años más tarde fundaría la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU).
De igual modo, el ex Gran Decano (2011-2013 y 2017-2019) de la Meritísima y Centenaria Asociación de Veteranos Masones de Cuba, Ángel Santiesteban Prats, es un reconocido escritor y opositor que estuvo en prisión durante dos años y seis meses, juzgado por un supuesto delito común que resultó ser un montaje para sacarlo del contexto político.
“Lo más importante de la masonería es la libertad”, asegura Santiesteban, quien opina igualmente que las enseñanzas y lecturas históricas de la Institución lo han influenciado en cuanto a su postura disidente. “Creo que si la masonería cumple a cabalidad con sus preceptos –afirma– no tiene espacio dentro de una dictadura”.
El compromiso de los masones con la Cuba actual
En la memoria colectiva de la masonería cubana, los años posteriores a 1959 han sido de los más difíciles para la Institución. Si no fue abolida la Fraternidad Masónica, como sucedió en países como España, Italia, Alemania o la Unión Soviética, fue porque poseía un gran prestigio desde las luchas independentistas, también ostentaba una heterogeneidad socioeconómica y conexiones a nivel internacional; muchos de sus miembros habían apoyado la lucha contra Batista y, además, había entrado ya en una etapa de decadencia, resultado de las propias medidas adoptadas por el gobierno.
Para ello, la estrategia, seguida durante décadas por el régimen cubano, ha sido tanto el agotamiento económico y la intimidación, como la penetración mediante espías y el fomento de las divisiones internas. Ya veíamos el caso del Gran Maestro José Manuel Collera Vento, el agente Gerardo de la Seguridad del Estado, quien casi provoca un aislamiento internacional de la Fraternidad cubana y agravó la crisis de la Institución.
El resultado de todas las presiones ha sido una masonería en constante lucha por su supervivencia, lo que la ha obligado a asumir una postura de ostracismo. Su posición contrasta ostensiblemente con su protagonismo en las décadas de la República (1902-1958). La Orden se ha centrado en los trabajos internos y en algunas obras filantrópicas. Y es que, luego de varios decenios de fomento de odios internos por parte del régimen cubano, cada vez se han hecho más difíciles las manifestaciones de criterios u opiniones diferentes, incluso dentro de las propias logias.
Monumento a José Martí en el Museo Nacional Masonico, Gran Logia de Cuba, La Habana (foto del autor)
Es este aislamiento el que ha llevado a los jóvenes masones del Proyecto Espejo a declarar que en Cuba, antes de 1959, los masones estaban en el grupo de los que hacían que las cosas pasaran, “hoy estamos en el grupo que ve las cosas que pasan”.
Por otro lado, la Institución masónica cubana tampoco ha participado en asuntos políticos propios del Estado, como la asistencia masiva a tribunas, a las que la mayoría de las instituciones religiosas y demás fraternales, han concurrido en diferentes momentos. El silencio –que algunos llaman discreción– la omisión o desentendimiento de los asuntos profanos, y más precisamente del sistema político-económico imperante, es lo que ha primado en la masonería cubana durante más de medio siglo.
No obstante, la orden masónica, como principal promotora de las libertades, ha sido -y es- un actor fundamental en la sociedad cubana; por ende, no es un ente aislado, sino que constituye una selección de hombres que estudia los problemas sociales y humanos y toma partido al lado de la razón y la justicia; teniendo por divisa la Libertad y el bienestar de los pueblos; por lo que tiene que, inevitablemente, involucrarse en las diferentes polémicas sociales como forma además de llevar a la práctica los ideales que promueve.
Por otra parte, por mucho que se intente apartar a la Institución de la política, en la sociedad humana no existe nada apolítico. Para Sergio R. Vidal, miembro del Proyecto Espejo, “la apoliticidad asumida por la masonería Cubana en los últimos tiempos la ha puesto en el plano más oscuro de sus 160 años de historia”. De la misma manera, el también integrante del Proyecto Espejo, Gerardo Cepero, opina que la masonería no debe asumir una posición política activa, sino crear una conciencia política de lo que es correcto o ético. “Si tú profesas ciertos valores –añade– tienes que defenderlos a costa de todo”.
Ahora bien, hay muchas maneras de exponer posturas políticas, y sobre todo corresponde a la masonería aquella basada en el enfrentamiento a los problemas del mundo, a fin de aportar su esfuerzo para resolverlos con justicia y armonía, así como para favorecer y consolidar la expansión y salvaguardia de las libertades, la tolerancia, los derechos humanos, la paz y el progreso. Se trata de una acción política en correspondencia con la social, la cual consiste en introducir los principios morales masónicos dentro de los sistemas políticos, sociales y económicos, en aras de una sociedad más libre, justa y armoniosa.
“Y no basta con salir a las calles con los mandiles o collarines -explica Sergio Vidal-, es algo mucho más profundo, es convertirse en un actor cívico dentro de una sociedad en constante cambio y cuestionamientos”.
La nacionalidad cubana está cimentada en la sangre y el sacrificio de los masones. La historia de Cuba está forjada en el carácter de esos masones que, desde que comenzaron a pensar en patria y soñaron con un país, fueron moldeando lo que somos hasta hoy, legándonos una cultura patriótica, parte intangible de la idiosincrasia del cubano. Aunque en los últimos sesenta años se ha querido borrar o tergiversar esa huella, no lo han podido lograr. Por otro lado, sesenta años de tinieblas no manchan esa obra.
Este mes de diciembre la masonería cubana conmemora 160 años de historia en medio de un país en crisis económica, política y social y, fundamentalmente, con una dictadura que viola todas las libertades. Hoy, el compromiso de los masones cubanos con la libertad de Cuba, es aún mayor.
(Segunda parte del reportaje investigativo. Lea la primera parte aquí)
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