Dr. René Gómez Manzano
Presidente Corriente Agramontista
(Abogados Cubanos Independientes)
Estimado lector: Imagine usted a un venezolano que ponga en
dudas la versión oficial sobre la muerte de Hugo Chávez dada por su gobierno.
Suponga también que un representante de este último, o un ser querido del
difunto, impugne su derecho a comentar sobre el particular, por no tener la
confianza del régimen ni de la familia doliente. ¿Qué pensaría usted al
respecto?
Desde luego que ese tipo de comentarios puede producirse, y
surtir algún efecto entre los más obtusos incondicionales del chavismo. Pero
ninguna persona coherente, por muy gobiernista que sea, le reconocerá validez a
ese planteamiento. El finado era un hombre público, y como tal, él y sus
circunstancias están sujetas al escrutinio de todos.
Salvando las distancias, contra el activista de derechos
humanos Elizardo Sánchez Santa Cruz y el ex preso de conciencia Alejandro
González Raga, se ha creado ahora una situación similar debida a la reacción
desatada contra ambos por la familia de Oswaldo Payá Sardiñas y el grupo
político creado por éste: el Movimiento Cristiano Liberación (MCL).
El pasado martes, Elizardo dijo tener dudas sobre el suceso
en que perdieron la vida Oswaldo y su colaborador Harold Cepero, y manifestó
“su respaldo a una investigación internacional sobre el accidente de auto”. Es
decir: en esencia, dio su apoyo a la tesis que desde hace meses vienen
expresando los Payá, sobre todo Rosa María, hija del occiso.
Pese a ello, la reacción fulminante de los últimos no se
hizo esperar. “El señor Sánchez no tiene la confianza del MCL ni de la familia
de Oswaldo Payá para hacer mención alguna de su nombre”, reza el texto de la
asombrosa “aclaración pública” colgada en su sitio de internet.
La respuesta de los aludidos no se hizo esperar. Elizardo
calificó la reacción de “autoritaria” y expresó lo obvio: “Se trata de personas
públicas, sobre las cuales cualquiera tiene derecho a opinar”. Por su parte,
González Raga manifestó: “No voy a responder a personas a las que hace unos
meses consideraba mis amigos”.
Oremos para que la conclusión de este desencuentro sea
similar a la que se produjo hace unos meses, cuando un periodista expresó una
opinión que coincidía en lo fundamental con la de los Payá, pero al mismo
tiempo sugirió a éstos que publicaran el texto del mensaje en el que se basan
para considerar lo sucedido como un asesinato deliberado.
“¡Emplazan a las víctimas y no a los victimarios!”, fue, en
esencia, la reacción iracunda e indefendible que en un primer momento tuvieron
los miembros de la familia y el Representante del MCL en el extranjero. Horas
después se bajó el tono, y hasta hubo una especie de rectificación por parte de
estos últimos.
En definitiva, si el único testigo presencial de los hechos
se desdijo de sus manifestaciones iniciales y ofrece ahora una versión que
parece involucrar a agentes del régimen de La Habana, y si las autoridades que
dependen de este último no ofrecen garantía alguna de imparcialidad, entonces
parece justo y razonable que se intente una investigación internacional de lo sucedido.
Pero la pregunta que me hago es: ¿Por qué limitar una
indagación de ese tipo al choque en el que perdieron la vida Cepero y Payá? ¿No
ha habido otros casos que despiertan fundadas dudas? ¿No hay entre ellos alguno
de más graves consecuencias y que, por ello mismo, merece una atención no
menor?
Todavía esperan justicia las decenas de muertos del
transbordador 13 de Marzo. ¿Y qué
decir del mártir Orlando Zapata Tamayo, a quien sus carceleros privaron de agua
mientras hacía una huelga de hambre? ¿O de la fundadora y guía de las dignas Damas de Blanco, Laura Pollán Toledo?
¿Vamos a olvidarnos de Juan Wilfredo Soto García (El Estudiante), víctima de una paliza
policial en pleno Parque Vidal, en el centro de la ciudad de Santa Clara, pero
de quien la versión oficial afirma que falleció de una “pancreatitis” de origen
desconocido? ¿O del miembro de la Unión
Patriótica de Cuba (la aguerrida UNPACU), Wilman Villar Mendoza? ¿O del
líder opositor espirituano Bienvenido Perdigón Pacheco, fallecido en circunstancias
turbias a raíz de un ingreso hospitalario?
Sí, son diversas las muertes sucedidas en Cuba que ameritan
la preocupación de la opinión pública nacional e internacional. Cada hombre o
mujer de buena voluntad, en la medida de sus posibilidades, debe colaborar a su
esclarecimiento.
La Habana, 25 de abril de 2013
René Gómez Manzano
Abogado y periodista independiente
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