miércoles, 30 de marzo de 2016

Prensa oficialista cubana trata de ‘negro’ a Obama

El título del texto en un periódico local enciende las críticas en las redes sociales

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Captura de pantalla del Tribuna de La Habana
MIAMI, Estados Unidos.- El periódico Tribuna de La Habana ha publicado recientemente un artículo dedicado a analizar la visita de  Barack Obama a Cuba, titulado “Negro, ¿tú eres sueco?”, bajo la firma de Elías Argudín.
La estancia de Obama en la Isla ha desatado la polémica dentro de los medios oficialistas cubanos. Pero este artículo en específico ha encendido las críticas en las redes sociales, debido a que muchos lo han considerado racista y xenófobo; esto último porque, en la cultura popular cubana, la expresión “hacerse el sueco” significa hacerse el tonto.
En Cuba el racismo es un tema que, oficialmente, dice haberse desterrado de manera definitiva luego de la Revolución de 1959. Sin embargo, varias veces ha sido criticado que en las altas esferas del gobierno prácticamente no haya afrodescendientes, en una Isla donde los negros y mulatos constituyen una parte importante de la población.
El artículo aparecido originalmente en Tribuna de La Habana ha sido eliminado de la página web del periódico. A continuación, CubaNet reproduce el texto:
Negro, ¿tú eres sueco?
Por Elías Argudín
Hace apenas unas horas, La Habana fue escenario de lo que, sin lugar a dudas, constituye la noticia más importante en mucho tiempo. El presidente de los Estados Unidos visitó la capital de las Mayor de las Antillas para encontrarse con su homólogo cubano y su pueblo, lo cual –por inusual e incluso improbable hasta hace relativamente poco tiempo–, califica como acontecimiento histórico, llamado a marcar un antes y un después en las relaciones entre dos naciones protagonistas de un largo y enconado diferendo, e incluso, del devenir a escala planetaria.
Obama vino, vio, pero desafortunadamente, con el pretendido gesto de tender la mano, también quiso vencer. Nadie, en su condición de inquilino de la Casa Blanca, ha hecho tanto como él en busca del acercamiento, normalización de los vínculos, y levantamiento del bloqueo; un gran mérito que mucho agrada, pero todavía en el orden práctico significa poco, con la añadidura de haber condicionado el avance a peticiones que laceran la soberanía, en cuestiones que solo a los del patio atañen.
Durante su estancia, elogio, ahora bien, sin importarle la acogida de los anfitriones y su condición de invitado, mucho más allá del reconocimiento, optó por criticar y sugerir, con sutilezas, en una velada, pero a la vez inconfundible, incitación a la rebeldía y el desorden, sin importarle estar en morada ajena. No cabe dudas, a Obama se le fue la mano. No puedo menos que decirle –al estilo de Virulo– “¡Pero Negro, ¿tú eres sueco?!”
Fuimos muy corteses, incluso al punto de dejarle hablar a solas (y a sus anchas) con los enemigos dentro de la propia casa, a fin de cuentas, está en contra del inhumano y cruel bloqueo; es una lástima que viniera a darse cuenta cuando ya está por finalizar su segundo mandato, y no tiene chance para otra reelección.
Como ha dicho el propio Obama, levantar el bloqueo resulta la mejor manera de ayudar a los cubanos, sin embargo sigue vigente, y si bien el presidente norteamericano no puede abolirlo sin la anuencia del Congreso, si puede vaciar –en buena medida– su contenido, con solo hacer valer sus facultades ejecutivas.
¿Gestos? ¿Cuáles? No es Cuba quien tiende un cerco económico en torno a Estados Unidos, tampoco le agrede o ejerce presiones financieras. ¿Asumir un modelo democrático al estilo yanqui que le es ajeno? ¿Libertades? ¿Cuáles? ¿La que disfrutan los (policías) blancos para masacrar a mansalva a cualquier afrodescendiente?
En cambio, si de verdad existe interés de lograr la normalización, el bloqueo y la ocupación de una porción de Guantánamo, son inadmisibles.
En ambos casos, es decir el levantamiento y la devolución, es lo que corresponde hacer desde el punto de vista legal, amén de que el bloqueo además es cruel, inhumano, genocida, “anti-ONU, anti-Derecho Internacional”; el retorno de la porción usurpada, gesto de bravuconería, alarde de fuerza. Estados Unidos no debería perder la oportunidad de reparar tamaños desprestigios y actuar en correspondencia con el discurso de su mandatario.

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